El miércoles 27 de marzo, el pleno del Consejo de Evaluación de la Universidad de Chile nombró como nueva presidenta a la profesora Verónica Figueroa Huencho, quien deberá liderar el período 2024-2025 del órgano que ejerce la superintendencia de la Casa de Bello.
La profesora Figueroa, administradora pública y profesora titular de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, cuenta con un doctorado en Ciencias de la Gestión de ESADE en Barcelona y postdoctorado del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, junto con ser Visiting Scholar del David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard.
Su llegada a la cabeza del CEv marca un nuevo hito en su destacada trayectoria en la Universidad de Chile, donde ha liderado otros órganos importantes dentro de la institución, como la vicepresidencia del Senado Universitario en dos períodos, siendo la primera mujer y académica mapuche en asumir esa responsabilidad. También fue la primera mujer Directora de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública de la universidad. Al Consejo llegó en octubre del 2023 como integrante suplente.
En palabras de la profesora Figueroa, “es un tremendo honor asumir la presidencia de este órgano colegiado tan importante en nuestra gobernanza universitaria, y por eso agradezco la confianza de las y los consejeros que me eligieron, colegas que han hecho grandes aportes desde sus propios ámbitos a nuestra querida Universidad. También saludo con afecto a la profesora Ana María Madrid quien asumirá la vicepresidencia”.
- ¿Qué expectativas tiene con su llegada a la presidencia del Consejo de Evaluación?
Tengo muchas expectativas, porque este Consejo tiene importantes atribuciones para contribuir al posicionamiento de la Universidad de Chile a través del ejercicio de la superintendencia de la función evaluadora, siendo responsables de la coordinación y supervisión de todos los procesos y organismos que están a cargo de esta evaluación. Nuestra función es amplia en ese sentido, pero en definitiva, buscamos contribuir a generar condiciones para mejorar nuestras tareas universitarias. La presidencia es una gran oportunidad para mirar todo esto desde una perspectiva estratégica, sistémica, pero también para incorporar nuevos enfoques interseccionales, desde el género o desde la diversidad que caracteriza nuestra comunidad.
- ¿Qué desafíos identifica para este año en el CEv y cómo espera enfrentarlos?
Este es un año de desafíos importantes, porque la Universidad se encuentra en su proceso de acreditación institucional, y los diferentes organismos así como la comunidad entera debemos colaborar para seguir siendo la mejor Universidad para el país que soñamos. En el corto plazo me parece fundamental acercar el Consejo de Evaluación a la comunidad, para que conozcan nuestro rol y la contribución que hacemos, transformando los estudios técnicos en recomendaciones u orientaciones. También es importante que nuestra función evaluadora dialogue con los esfuerzos que hacen otros órganos colegiados con los cuales nos relacionamos, para favorecer una mejor sinergia y colaboración.
Pero también como Consejo de Evaluación tenemos que ir incorporando en nuestros marcos de análisis los desafíos que enfrentaremos como país en el mediano plazo, donde la Universidad de Chile está llamada a resolver los problemas de su tiempo. Por eso debemos ser capaces de identificar espacios de mejora en el marco de nuestra misión institucional, evaluando nuestro quehacer, pero también dando sentido a los cambios. Debemos preguntarnos ¿qué cambios queremos intencionar y para qué? Creo que desde el Consejo de Evaluación podemos contribuir a reflexionar en torno a este sentido.
- Usted mencionó que el tema del género y la interseccionalidad estarían presentes en este nuevo período del CEv. ¿Cómo piensa incorporarlo?
Creo que una pregunta clave que nos debe convocar es ¿Cómo podemos ser la mejor universidad para el mundo? Un mundo que ha cambiado de manera exponencial en los últimos años, con una sociedad muy diversa pero aún desigual.
No sólo debemos pensar qué conocimientos son los necesarios, cuáles competencias y habilidades, qué valores y principios compartiremos con las sociedades, qué estructuras o sistemas de evaluación son importantes, sino también cómo hacemos esto en un contexto de gran incertidumbre. La función de evaluación debe incorporar la perspectiva de género y la interseccionalidad, porque hoy existen múltiples dimensiones que se cruzan en nuestro quehacer universitario, y que si no las abordamos es probable que el talento no tenga posibilidades de mostrarse o desarrollarse.
La Universidad de Chile se evalúa
Este año, la Casa de Bello inicia su camino hacia la acreditación, que debe presentarse antes de marzo de 2025. Para eso, el Consejo de Evaluación jugará un rol clave, ya que será uno de los organismos encargados de supervisar y asesorar el proceso.
Consultada sobre los desafíos del CEv en este proceso, la profesora Figueroa destaca que "Jugaremos un rol central, por supuesto, porque queremos colaborar y queremos que nuestra Universidad no sólo se autoevalúe sino que también aprenda". Además, agrega que "este proceso de acreditación es una oportunidad para nuestro quehacer, porque tendremos información actualizada sobre procesos clave asociados a nuestra función evaluativa, pero también nos permitirá relevar nuestro rol como Consejo de Evaluación, y seguramente nos llevará a plantearnos nuevos desafíos".
"Vemos la acreditación como una acción movilizadora, que nos ayudará a identificar y a propiciar los ajustes necesarios para cumplir nuestro rol, sin perder de vista el entorno y la sociedad en la que nos insertamos. Y por eso creo que será una oportunidad para pensar la educación en general, la educación pública, el sistema de acreditación en general, el rol del Estado, entre otros aspectos. Existen muchos desafíos, pero nuestra historia como Universidad sirve de base para proyectarnos al futuro y seguir trascendiendo".