Emovere

En esta sesión del CCAII, realizada el 7 de octubre del 2014, se presentan dos proyectos ganadores del Fondo de Creación de la Facultad de Artes, que en su realización dan cuenta de un trabajo interdisciplinario, que se basa principalmente en el uso de novedosas tecnologías para realizar una investigación y exploración en torno a las posibilidades del arte contemporáneo. En primer lugar, se presenta “Emovere: cuerpo, sonido, movimiento”, de Javier Jaimovich y Francisca Morand, proyecto que se basa en el uso de sensores sobre el cuerpo de la bailarina para recibir una serie de impulsos eléctricos que serán traducidos a una nueva forma de expresión corporal que se enfoca principalmente en las posibilidades de la emoción en la danza. En segundo lugar, se presenta ">['Kafkage] para mal<" de Rainer Krause, que utilizando la técnica binaural de grabación, propone una obra de arte sonoro para ser escuchada en un centro comercial.

"Emovere" de Jaimovich y Morand

Este es un proyecto que fusiona danza y sonido, trabajando a la vez con dos fondos, el de Creación de la Facultad de Artes y el Fondo de Creación Proyecto Iniciativa Bicentenario, aunando un grupo de 18 personas de diferentes áreas (artes visuales, teoría del arte, diseño teatral, entre otros), llevando a cabo una investigación que deberá concluir con la presentación de los resultados durante el año 2015 en el GAM y en la región de Valparaíso. El objetivo principal es desarrollar un modelo interactivo entre sonido y danza, además de visuales, a través de la captación de señales fisiológicas que crean material artístico, mediado por los cambios emocionales de los intérpretes. De esta manera, la creación de material no concluiría en las presentaciones previstas, sino que se pueden seguir revisando en el tiempo.

El punto de inicio de la investigación tiene que ver con una reflexión en torno a cómo la emoción y la corporalidad se relacionan conformando subjetividades y diferentes formas de relacionarnos con el mundo. Así, el fenómeno corporal y fisiológico considera la emoción como una fuerza motriz, lo que define una relación específica con los objetos que nos rodean. Es aquel fenómeno el que habla a través de las herramientas tecnológicas puestas en juego, lo que se debe traducir a una propuesta escénica. Aquí se dilucida una pregunta fundamental para la investigación: ¿es posible leer lo que sucede a nivel fisiológico a través de los estados emocionales que se ponen en juego en el escenario?

A lo largo de la investigación, se ha realizado un entrenamiento de los intérpretes a través de un sistema inductivo de emoción (alba emoting), trabajando con las emociones básicas. De esta manera, los cambios en el tono muscular, de la respiración y los gestos faciales generan un estado corporal en que la emoción inducida es pura, siendo así fundamental el control sobre la materia corporal como mediador de lo que se expone en escena.

A nivel tecnológico, la investigación captura las señales de los cuerpos de los intérpretes, dando cuenta de la tensión muscular en ciertas zonas del cuerpo, captadas con electrodos. Esto agrega una nueva dimensión al cuerpo en escena, ya que no sólo se deduce la tensión muscular del movimiento, sino que también aparece la posibilidad de traducir dicha tensión sin la necesidad de un movimiento. A esta señal, se le suman el electrocardiograma, además de una señal que a través de la conductividad de la piel, mide el nivel de transpiración de manos y pies. Estas tres señales han sido asociadas, en diversas investigaciones, a diversos estados de ánimo.

A través del trabajo interdisciplinario y en conjunto, se empezaron a ver, durante las sesiones de laboratorio, una serie de patrones, en los cuales distintos movimientos se pueden analizar y relacionar con ambientes sonoros y visuales. El diálogo interdisciplinar parte desde los movimientos más básicos, para así poder desarrollar un lenguaje en conjunto que permita el desarrollo de un lenguaje corporal coherente con la búsqueda de la investigación. El laboratorio es entendido como un espacio de prueba y error, trabajando desde distintas áreas en vistas de un producto creativo, creando una estructura que les pueda servir como base de una obra, a la que se llega a través de la experimentación.

Luego de este trabajo, se ha llegado a una serie de cápsulas de interacción, una de las cuales es presentada en vivo durante la sesión del Centro de Creación Artística e Investigación Interdisciplinaria (CCAII). Es posible así ver en qué dirección se encuentra este proyecto, aún en etapa de laboratorio, visibilizando un lenguaje artístico aún en desarrollo.

La discusión abierta luego de las presentaciones de los proyectos dio espacio para dar más detalle de estos. Aparece la pregunta sobre la traducción racional de los impulsos fisiológicos en el proyecto "Emovere", de cómo hay una interpretación en el traspaso al sonido. Esto significa una serie de decisiones en la composición sonora, la cual debe tener coherencia con los valores de los pulsos, para la cual es necesario determinar qué es lo que interesa hacer con el sonido en la obra. Las diferencias de tensión en diferentes parte del cuerpo son, finalmente, analogadas a diferentes sonidos.

A partir de aquello, es posible dar con una diferencia entre los proyectos presentados en esta sesión y los de las anteriores. En este caso es posible ver el núcleo poético que por lo general se resta de las presentaciones finales, revelando la cocina de las obras. En el caso de "Emovere", esto lleva a pensar al académico de Historia y Teoría de las Artes Gonzalo Arqueros sobre el arte abstracto, ya que el recurso del movimiento debe hacerse a través de formas simples, para poder avanzar hacia panoramas más complejos. También se hacen visibles rasgos de la abstracción lírica, ya que entra en juego la emoción como articuladora de un discurso artístico, abriendo horizontes interesantes desde ese lugar.

Es posible preguntarse, así, sobre los hitos en el proceso de laboratorio llevado a cabo. La idea de control se vuelve central: se va descubriendo cómo ciertos movimientos van desencadenando una serie de reacciones física que serán traducidas a un lenguaje artístico. Esto supone crear un lenguaje particular a través de la experimentación, fijándose principalmente en cómo el cuerpo articula dicho código.

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