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Recomendamos "Sontag. Vida y obra" y "Pronto saldré de casa"

Recomendamos "Sontag. Vida y obra" y "Pronto saldré de casa"

"Sontag: Vida y obra", Benjamin Moser, Editorial Anagrama, 2020

Respecto de la biografía escrita por Benjamín Moser sobre Susan Sontag, ganadora del premio Pulitzer de biografía 2020, se ha escrito mucho más sobre Susan que sobre el libro mismo. Esto no es de extrañar, si entendemos como principal objetivo de las biografías la apertura que se genera hacia el entendimiento de la vida de cierto individuo de gran interés; sin embargo, dentro de este tipo de exposición de un personaje por parte de un autor hacia un lector, hay un movimiento de fuerzas que nos pueden ayudar a entender con mayor nivel aquello que se quiere retratar y el valor mismo de la biografía como texto intelectual.

Benjamín Moser era el indicado desde cualquier punto de vista para llevar a cabo esta travesía de diez años. Al fin y al cabo, ya traía a sus espaldas el mérito de la biografía sobre Clarice Lispector, y tanto el círculo cercano de Sontag, como ella misma, le habían expresamente atribuido esta confianza. La biografía transcurre de manera ideal: Moser se adentra en los diarios íntimos de Sontag, en entrevistas a sus personas más cercanas y a todos los fenómenos intelectuales y sociales que sucedían a la par de su figura y alcanza desde estos, un acercamiento profundamente crítico y sicológico de quien era Sontag, desde sus primeras definiciones emocionales, pasando por su amplia vida académica, hasta la creación y desarrollo del ícono, aireando todas sus secretas y oscuras ambivalencias personales sin pudor alguno. No en vano, la primera imagen que crea para entender a la autora es la de la condición sicológica de hija de una alcohólica. Se trata así, en mayor instancia, de un ensayo profundamente sicoanalítico, que entiende y argumenta a las grandes y menores teorías de la autora como un mero resultado inconsciente de su ser emocional. Encuentra, Moser, constantemente en su análisis conexiones causales muy perspicaces y convincentes entre las profundas definiciones en la vida privada de Sontag (la profunda desconexión con su padre o la negación de su lesbianismo, por ejemplo) y sus tendencias filosóficas, argumentaciones intelectuales y construcciones de imagen pública.

El libro se transforma en un elemento que nos interpela también a nosotros como lectores. Lograr entender las razones de ser de una persona a lo largo de toda su vida con ochocientas páginas es usar palabras mayores, jugar a ser Dios quizás. Y si bien se puede argumentar que este tipo de pretensiones son demasiado ambiciosas, es al fin y al cabo este el gran hilo conductor de la obra y el que nos envuelve y convence profundamente. El libro de Moser es, finalmente, una representación fidedigna y una argumentación a favor de cómo nos entendemos a nosotros mismos hoy en día los seres humanos: meras sumas de construcciones sociales deambulantes, presas de nuestro inconsciente e incapaces de liberarnos de nuestras más profundas definiciones sicológicas. Si Sontag puede ser resumida en 800 páginas, al fin y al cabo, también nosotros.

De la misma forma, la compresión del ser de Sontag que nos regala Moser, es también una revelación de los mayores secretos que cargan a lo largo de esta vida todos los seres humanos, sin mayor o menor grado de pecado que la autora. Es por esto que, al presentársenos de manera tan evidente la hipocresía y arrogancia emocional de Sontag, no nos sentimos realmente acreedores del derecho a juzgarla, sino que la entendemos y empatizamos con sus errores. Así, el estudio frío y científico por parte de Moser, agarra otro carácter, mucho más humanizante y reconfortante. Se despiertan una empatía y una benevolencia auténticas, que nos hacen pensar que este modo de entendernos no es tan alienante como creíamos en un principio. Por lo demás, es esto quizás un fenómeno presente en todas las biografías que llevan a cabo su labor con real profesionalismo, pero, de alguna manera, lo emblemática, contradictoria, popular y polémica que es la imagen de Sontag, acentúa estos elementos.

Así, del mismo modo en el que Moser alaba a la vulnerabilidad como un factor positivo en la relación con su pareja en una de sus entrevistas, es este el elemento que se vuelve el motor de su libro sobre Susan, el gran ideal al cual no se le puede traicionar, la estrella que nos guía hacia el anhelado entendimiento de la persona de Sontag, el núcleo desde el cual se erige el texto, la fuente de la calidad biográfica y el cañón que impulsó a Benjamin Moser al Pulitzer.

Gabriel Godoy, estudiante de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile

"Pronto saldré de casa", José Fragoso, Editorial NubeOcho

Sin duda este último tiempo en contexto de pandemia ha sido extraño. Un nuevo virus, una nueva forma de vida. Tratar de adaptarnos al confinamiento, muertes masivas, uso de mascarillas, actividades a través de plataformas digitales, distancia social, cambio de rutina, estrés, ansiedad e inimaginables hábitos aprendidos, desechados y olvidados han alterado la vida de toda la humanidad. Nadie ha quedado ajeno a la pandemia y los niños tampoco. Es por ello que con dibujos sencillos, coloridos y breves palabras sobre un fondo blanco el ilustrador español José Fragoso, junto a la editorial NubeOcho, explican a los más pequeños, por medio del cuento Pronto saldré de casa, en una distribución digital gratuita, las medidas sanitarias que se han impuesto rápidamente para combatir el COVID-19, más conocido como Coronavirus.

Comenzando con la portada del libro, nos encontramos con la primera ilustración: una persona atrapada en una casa. Imagen que invita a recordar la escena del famoso cuento infantil Alicia en el país de las maravillas, donde la niña, luego de comer un diminuto bocadillo, experimenta el crecimiento de su cuerpo sorpresivamente, asomando sus extremidades por los ventanales de la casa quedando atrapada en ella sin poder salir. Usando esta aparente y familiar analogía, Fragoso intenta explicar a niñas y niños que el confinamiento en casa es un estado pasajero y que siguiendo las indicaciones de los expertos todo volverá a la normalidad, tal como sucedió con Alicia.

En las páginas interiores la historia se narra desde la mirada de una batalla contra un monstruo con forma de virus, de color rojo y dientes afilados, el que no discrimina a ninguna de sus víctimas. La comunidad puede ayudar, resguardados desde el interior de sus casas, a los valientes soldados de la salud, quienes se enfrentan día a día en el campo de batalla contra el virus para mantener a la población a salvo.

Fragoso propone como parte de las actividades que se pueden realizar en casa el lavado de manos, mantener la distancia, hacer llamadas y videoconferencias con seres queridos, amigos y familiares, y realizar las tareas del colegio. Concluyendo que para salir victoriosos de la contienda hay que seguir las instrucciones al pie de la letra, y así poder volver a salir de casa, como se ilustra en las dos últimas páginas.

El cuento, compuesto principalmente de ilustraciones, permite a los adultos explicar a los niños, a través un relato fantasioso y familiar acorde a la edad, el proceso, las consecuencias, el tecnicismo utilizado por los expertos en pandemia, que muchas veces no puede ser traducido al lenguaje infantil, sobre todo si se trata de una catástrofe como ésta.

Dada la experiencia del autor con la literatura infantil, se le otorga una sutil misión a los integrantes más pequeños del clan, haciendo de ellos, por medio de dibujos, protagonistas, héroes anónimos, piezas claves. Transformándolos en un pilar fundamental en el hogar mientras dura el encierro y la pandemia. Pretendiendo jugar a la realidad y evitar por tanto el estrés, la angustia, la soledad, el aburrimiento de estar entre cuatro paredes sin saber hasta cuándo alejados de todo y de todos.

Abigail Díaz Zaror, estudiante Facultad de Artes de la Universidad de Chile

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