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METONIMIA: Es la sustitución de un término por otro, fundándose en relaciones de causalidad, procedencia o sucesión existentes entre los significados de ambos términos. Según los diferentes modos de contigüidad, se producen diversos tipos de metonimia. Esta aparece:
a) Cuando se designa una causa por medio de su efecto:
- “Ana fue la alegría de la fiesta” (fue la causa de la alegría de la fiesta).
b) Cuando se alude al efecto por medio de la causa:
- “Le hizo daño el sol” (le hizo daño el calor producido por el calor del sol).
c) Cuando se denomina un objeto por medio del lugar donde produce o de donde procede:
- “Un Rioja, un Jerez, un Ribeiro” (una botella de vino de Rioja).
d) Cuando se designa a un pintor, escritor, soldado, torero, etc, por medio del instrumento que maneja:
- “Es un gran pincel”; “tiene una pluma incisiva” (escritor agudo); “es el cornete del regimiento”; “es un buen espada” (torero).
e) cuando se menciona una obra por el autor de la misma:
- “En el Museo del Prado hay varios Rubens” (varios cuadros de Rubens).
f) Cuando se designa una característica moral por medio de una realidad física:
- “No tiene corazón” (es una persona sin sentimientos).
g) Cuando se emplea el signo para designar la cosa significada:
- “La media luna dominó España” (los árabes).
La metonimia, como la metáfora, la alegoría y el símbolo, son tropos literarios que tienen en común el basarse en la sustitución de términos que implican una traslación o desplazamiento del significado. Lo que diferencia esencialmente a la metonimia de la metáfora es que, en la metonimia esa traslación se produce dentro del mismo campo semántico (causa-efecto, obra-autor, etc.), mientras que en la metáfora se produce entre términos cuyos conceptos pertenecen a campos distintos: río-vida; mar-muerte; dientes-perlas, etc.
Ejemplo de Miguel Arteche
En la primera estrofa del poema “Gólgota” de Miguel Arteche encontramos un ejemplo excepcional de metáfora y metonimia. La metáfora central del cuarteto es la asociación del Cristo crucificado con la imagen del cordero sacrificial abierto. La asociación directa entre estos dos campos semánticos diversos –mundo de la divinidad, mundo de los animales- se produce por medio de la presencia de la “cerviz” (nuca, cogote, degolladero), lugar corporal del sacrificio. Para ello, fue necesario la existencia de un proceso metonímoco en el campo semántico que inaugura el poema, el de Cristo crucificado. La metonimia se establece entre la figura completa de “Cristo”, su “cerviz” y su “cabeza”, donde “cerviz” es parte de “cabeza”, y “cabeza” parte de “Cristo”.
Cristo, cerviz de noche: tu cabeza
al viernes otra vez, de nuevo al muerto
que volverás a ser, cordero abierto,
donde la eternidad del clavo empieza.Ojos que al estertor de la tristeza
se van, ya se nos van. ¿Hasta qué puerto?
Toda la sed del mundo te ha cubierto,
y de abandono toda tu pobreza.No sé cómo llamarte ni qué nombre
te voy a dar, si somos sólo un hombre
los dos en este viernes de tu nada.Y siento en mi costado todo el frío,
y en tu abandono, a solas, hijo mío,
toda mi carne en ti crucificada.
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