El pueblo mapuche (mapu= tierra, che=gente) es uno de los tantos grupos aborígenes americanos, que han conservado más fuertemente sus creencias, costumbres e identidad.

Durante toda La Colonia opusieron una prolongada resistencia a la corona hispánica. Este hecho obligó a la administración a reconocerles cierta autonomía, estableciendo fortificaciones a lo largo de la frontera y manteniendo un ejército profesional, caso único en la historia de las colonias. La Guerra de Arauco, termina recién durante la República con el proceso denominado de «pacificación» de la Araucanía que concluye en 1891.

El largo período de la Guerra de Arauco, significó además de un conflicto bélico, un intenso intercambio cultural económico y un proceso de mestizaje. En estos contactos es importante la adopción, por parte de los mapuches, del caballo y las técnicas de la platería.

A partir de la «pacificación» los grupos que habían sido de gran movilidad durante el S.XIX, se asientan, adoptando una economía agraria. Disminuye la antigua actividad ganadera de intercambio con los mapuches de la zona oriental (Argentina) y comienza el establecimiento de las comunidades en reducciones.

El núcleo fundamental de esta sociedad es la familia, que tiene por habitación la ruka. El jefe del hogar es el hombre, quién trabaja fuera de la casa en la agricultura y en el cuidado del ganado, especialmente ovino. La mujer se preocupa de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos, pero también es la que conserva y crea los contenidos y valores de su cultura, transmitiéndolos a su grupo familiar. Al casarse vivirá en la casa de sus suegros hasta la construcción de la nueva ruka.

La poligamia era una forma de matrimonio en la antigua sociedad mapuche y se consideraba símbolo de riqueza y poder. Hoy esta costumbre ha desaparecido debido a razones económicas y a la influencia del cristianismo.

Una comunidad es la agrupación de varias familias, a las cuales une el parentesco patrilineal y un territorio de propiedad común. Esta proximidad origina vínculos económicos, como la realización de trabajos agrícolas, construcción de casas o diferentes eventos como el juego de la chueca o palin. También se deben destacar las instituciones religiosas y los valores morales como elementos unificadores de la sociedad y que mantienen la cohesión de la cultura.

En épocas pasadas, la base de la autoridad en la familia extensa era el Ionko. La unidad social giraba en torno a este jefe, que era generalmente el miembro de mayor prestigio y riqueza (ulmen).

Durante la conquista española, se introducen diversas modificaciones a la organización social, llegando a nombrar la propia corona a los caciques. En el período que se extiende la larga Guerra de Arauco, los indígenas establecen un jefe militar: el toqui, que sólo gobierna durante el conflicto bélico.

Tras la "pacificación de la Araucanía" (fines del siglo XIX), se reservó al cacique o toqui el derecho a repartir las tierras en las reducciones.

En la actualidad la división de tierras entre las familias ha contribuido a una desintegración social, política y la consiguiente migración a las ciudades con todo el proceso de transculturación que esto involucra. (*)

 

Cosmovisión y Creencias Religiosas

 

"En este suelo habitan las estrellas.
En este cielo canta el agua de la imaginación.
Más allá de las nubes que surgen de estas aguas y de estos suelos nos sueñan los antepasados.
Su espíritu dicen es la luna.
El silencio su corazón que late."

Elicura Chihuailaf

(Poeta mapuche Contemporáneo)

 

Es complejo, en breves líneas, resumir la riqueza de la cosmovisión y religiosidad mapuche. Debemos citar a Foerster, quien señala "que posiblemente en Chile sean pocos los grupos o sectores que manifiestan con tanta claridad como los mapuches, que su identidad, su ser (inseparable de las condiciones de vida de la tierra (mapu), los animales, la naturaleza) se liga hasta confundirse con lo sagrado".2

Los mapuches actuales, han llegado a establecer una nueva dimensión de lo religioso en un sincretismo que inserta tanto la religión católica como los cultos evangélicos protestantes. La machi o shamán, es fundamental en la configuración de mitos y ritos mapuches. Es la mediadora entre el mundo natural y el sobrenatural. Con estos fines utiliza el kultrung, tambor ceremonial en el cual aparece representado simbólicamente el universo en cuatro partes, por medio de una cruz; en los cuadrantes superiores se representan figuraciones del cielo y en los inferiores de la tierra. Esta oposición cielo-tierra, equivaldría a la oposición masculino-femenino o a los ciclos de la naturaleza. El hombre mapuche se ubica en el centro del cosmos, donde convergen los cuatro puntos cardinales. Es la meli witran mapu (la tierra de las cuatro esquinas).

El cosmos mapuche además de esta ordenación cuatripartita, se estructura en un "arriba" y un "abajo". La región del cielo wenu mapu, está ocupada por conjunto de deidades que tiene a la cabeza a Ngnechen, rey o dueño de los hombres. Esta deidad es poseedora de atributos opuestos como masculino-femenino, viejo-joven.

Los astros también constituyen deidades como killen (la luna), weñelfe (el lucero del alba), wanglen (las estrellas); ellas influyen sobre la machi en sus rogativas. En estas se invoca a seres desaparecidos de importancia.

El ordenamiento del universo y de todos los seres, ha otorgado a éste un carácter mítico. Hay dos puntos cardinales relacionados con el bien: el sur y el oriente; el norte y el este, se consideran negativos.

Pillan es una deidad propia del oriente, que vive tras las montañas. El oriente no es solo el lugar donde nace el sol, la luna o las estrellas, sino representa el sitio desde donde emanan todos los poderes y las fuerzas capaces de asegurar la vida. Su invocación es lo fundamental en el ascenso hacia el mundo sacro. La ruka debe orientarse hacia ese punto, también la machi orienta el rewe en ese sentido.

Los puntos norte y oeste, se identifican en un sentido negativo; el primero por la procedencia de los vientos portadores del mal tiempo. El poniente es el punto en que muere el sol y van a reposar los difuntos.

El inframundo nag mapu (opuesto a wenu mapu), es el lugar del mal y de las fuerzas ocultas. Su color simbólico es el negro (kuri). En este sitio viven los weküfe seres de las tinieblas. Sin embargo, kuri como color simboliza lo fuerte y lo poderoso.

El cristianismo ha generado numerosos cambios en las creencias mapuches, volcándolos hacia el monoteísmo. Hoy se designa al Ser Supremo como Padre Dios (Chau - Dios), creador y dueño de los hombres y del universo. Identificándose a Pillan, más como un demonio que una deidad benéfica.

 

ALGUNAS CEREMONIAS

En muchas de las ceremonias rituales mapuches y de acuerdo a la cosmovisión, se persigue la compensación de las fuerzas del bien (Ngnechen) con las del mal (weküfe). El primero significa vida y construcción, el segundo destrucción y muerte.

Entre las más destacadas, cabe señalar al nguillatun, ceremonia de rogativa, el machitun, ritual de sanación, el wentripantu o celebración del Año Nuevo, el día del solsticio de invierno, se podrían considerar también los ritos funerarios y de iniciación.

Para el nguillatun, se necesita un lugar especialmente dispuesto para este fin. En su centro se instala el rewe y a su alrededor los participantes. Dura un mínimo de dos días y un máximo de cuatro. En algunas zonas de la Araucanía se realizan cada dos, tres o cuatro años, según las necesidades. La rogativa es por diversos motivos: el clima, las cosechas, para evitar las enfermedades o para lograr la abundancia de alimentos. Durante la ceremonia se realizan bailes acompañados de diversas oraciones. Además se sacrifica un animal, generalmente un cordero, por el ngepin que es el director del rito. Luego la sangre del animal se asperja o se reparte a los invitados, ofreciéndose a los participantes la bebida ritual llamada muday (maíz fermentado). El cuerpo del animal sacrificado puede ser completamente quemado en un fogón para ser consumido.

La machi en esta ceremonia aparece como una auxiliar del oficiante y entre los sones de su kultrung canta:

"Te rogamos que llueva para que produzcan las siembras, para que tengamos animales.

"Que llueve" diga usted Hombre Grande cabeza de Oro y usted. Mujer Grande rogamos a las dos grandes y antiguas personas."3

El machitun, es un rito de sanación que fue descrito ya en el siglo XVI por Pineda y Bascuñan en su obra El Cautiverio Feliz. Es una ceremonia propiamente de la machi y que consta fundamentalmente de tres partes:

El diagnóstico de la enfermedad.
su expulsión.
Una revelación sobrenatural sobre esta sanación.4

En ella la machi realiza exámenes relativos a ciertos síntomas, evidencias del enfermo o por signos misteriosos que observaron éste o sus parientes; se supone que también podría haber sido contagiado un animal que se examina. También se hace el diagnóstico por revelación del más allá.

En la totalidad de este contexto, son importante los instrumentos utilizados por la machi. En esta como en otras ceremonias, utiliza el kultrung y hace uso del rewe, subiéndose a él y explicitando el viaje de su alma a la tierra de arriba.

 

 

Bibliografía:

- Aldunate, Carlos, Cultura Mapuche, (Serie Patrimonio Cultural Chileno. "Colección Culturas Aborígenes"), 3ª edición, Santiago-Chile, Editorial Departamento de Extensión Cultural-Ministerio de Educación, 1986.

- Aldunate, Carlos, "Mapuche: gente de la tierra", en A.A.V.V., Culturas de Chile "Etnografía" Sociedades Indígenas Contemporáneas y su Ideología, Santiago-Chile, Editorial Andrés Bello, 1997.

- Dowling, Jorge, Religión, Chamanismo y Mitología Mapuche, Santiago-Chile, Editorial Universitaria, 1971.

- Foerster, Rolf, Introducción a la Religiosidad Mapuche, ("Colección Imagen de Chile"), 2ª edición, Santiago-Chile, Editorial Universitaria, 1995.

- Mege, Pedro, "Colores en la Cultura Mapuche", en A.A.V.V., Colores de América, Santiago-Chile, Editorial Museo Chileno de Arte Precolombino, 1992.

- Parentini, Luis Carlos, Introducción a la Etnohistoria Mapuche, ("Colección Sociedad y Cultura"), Santiago-Chile, Editorial Centro de Investigaciones Diego Barros Arana- DIBAM (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos), 1996.

- Stuchlik, Milan, La Vida en Mediería. Mecanismos de Reclutamiento Social de los Mapuches, 1ª edición en español, Santiago-Chile, Ediciones Soles, 1999.

 

SyIvia Ríos Montero

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