Columna "Buenas Tardes" Escritores entre las furias por Oreste Plath Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes, 21 junio 1991, p. 4
Pedro Prado, arquitecto, novelista y poeta, sostuvo una polémica con el sacerdote Emilio Väisse, ilustrado crítico literario, que firmaba Omer Emeth (El que dice la verdad). Pedro Prado, dueño de una prosa poética, y don Emilio Vaisse, de una cultura francesa, se dijeron cosas fuertes, pero a gran nivel. Una pelea literaria que duró años fue en la que se trenzaron tres grandes: Pablo de Rokha, Vicente Huidobro y Pablo Neruda. Se atacaron por medio de poemas, artículos, libros y revistas. Pablo de Rokha el provocador, les largaba grandes peñascos. Huidobro era "un pequeño gran burgués", "mequete", "megalómano", "patroncito literato", "ocioso millonario y viñatero". A Neruda lo llamaba "plagiario, oportunista y burgués decadente emboscado en las filas de la izquierda" ("Neruda y yo"). Decía que Neruda se puso Pablo por él. No descansaba en los ataques frontales a sus colegas, a los cuales trataba de "ratas", hijos de cura", "perros", "rameras", "medicantes". Disparaba contra los valores establecidos con virulencia, aniquilando, sofocando como las emanaciones de un volcán. A los críticos literarios los llamaba " burros sagrados". A Raúl Silva Castro, estudioso y divulgador incansable de las letras chilenas, lo motejaba de Criticastro. Al dibujante y crítico de arte Romera, le transformaba su apellido en Ramera y su seudónimo Critilo, en Cretino. Los antólogos eran "pequeños aventureros de las antologías". Otros enfrentamientos fueron los que tuvo Alone con sus comentarios, que reaccionaban atacándolo con ofensas. Alone tenía el vicio de la lectura y publicó sus crónicas, así llamaba a sus críticas, durante 57 años. Entre sus desencuentros famosos está uno con Benjamín Subercaseaux y otro con Mariano Latorre. Se dieron golpes fuertes; entre medio, circularon unas letrillas difamadoras, razón por la cual Latorre no fuera incorporado a la Academia Chilena de la Lengua. Ricardo Latcham, de gran cultura literaria, hablante incansable y mordaz, se las tenía a Manuel Vega, crítico de El Diario Ilustrado. Enemigos irreconciliables, no perdían la ocasión de atacarse. Don Diego Dublé Urrutia, poeta, decía que Ricardo Latcham era un loro ecuatoriano, en jaula inglesa, todo esto porque no dejaba de hablar y su origen inglés.
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de Chile y Karen P. Müller
Turina