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Promisorios resultados dio a conocer el doctor Leandro Carreño, académico del Programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas, al término de su proyecto Fondef IDeA

Trabajo continuará con un proyecto CORFO

Presentan innovadores avances contra las alergias

Promisorios resultados dio a conocer el doctor Leandro Carreño, académico del Programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas, al término de su proyecto Fondef IDeA “Desarrollo de una formulación terapéutica en base a liposomas inmunomoduladores, para el tratamiento de alergias ambientales”.

Por su destacada trayectoria académica y profesional

Profesor Manuel Oyarzún recibe Medalla Rector Juvenal Hernández Jaque

El profesor titular del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina recibió el galardón en la mención “Ciencia y Tecnología”, premio otorgado a egresados de la Casa de Bello que hayan prestado servicios distinguidos a la Universidad y al país mediante el ejercicio de sus labores profesionales y académicas.

Profesor José Navarro, poetisa Amanda Fuller, doctora Lorena Tapia y Javier Morales.

Exposición bibliográfica abierta a público

Gabriela vive en la Facultad de Medicina

Con el fin de iniciar las conmemoraciones del Mes del Libro, la Dirección de Extensión de nuestro plantel, junto al “Rincón Cultural Gabriela Mistral” de la Biblioteca Central Dr. Amador Neghme, organizaron un encuentro dedicado a la vida y obra de la destacada poetisa nacional, que se realizó el 10 de abril de 2024.

En el proyecto “Modulación de los procesos inflamatorios sanguíneos, del intestino delgado y de la microbiota fecal en la enfermedad celíaca asociada a la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados n-3”, la profesora Bascuñán apunta a averiguar si “el fenómeno inflamatorio en la enfermedad celíaca puede modularse a través de la suplementación con ácidos grasos omega 3, evaluando su acción a nivel local, en el intestino delgado, como a nivel sistémico”.

Fondecyt de iniciación 2024:

Con Omega 3 buscan reducir inflamación en pacientes celíacos

Mediante la suplementación con ácidos grasos EPA y DHA, la profesora Karla Bascuñán, académica del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina, busca modular los procesos inflamatorios a nivel intestinal y sistémico de las personas con enfermedad celíaca que inician tratamiento con dieta libre de gluten.

Podría ser, incluso, fuente de infecciones

No están demostrados científicamente posibles beneficios de comer placenta

No están demostrados científicamente beneficios de comer placenta

En dicho artículo de revisión, las doctoras Bosco y María Eugenia Díaz investigaron las diferentes contribuciones científicas aparecidas en el mundo en referencia a la placentofagia y, por ello, afirman que “no existe ninguna demostración científica publicada que demuestre que comerse la placenta tenga algún beneficio para la madre o el niño. Muy por el contrario, se pueden producir infecciones y/o intoxicaciones por metales pesados”.

Por ello, la doctora Bosco agrega que la norma Nº 189 del Ministerio de Salud, emanada hace justo un año y que autoriza la entrega de este órgano a las madres que así lo soliciten “se creó con el espíritu de respetar tradiciones ancestrales de diferentes etnias del país, las cuales las procesan para ser plantadas bajo árboles sagrados, pero en esta norma no aparece aconsejada su ingestión”.

“Nadie se comería un filtro”

La doctora Bosco ha dedicado buena parte de su vida académica a investigar características de la placenta, la vinculación de este órgano con posibles enfermedades del binomio madre-hijo y a enseñar sus funciones a los futuros especialistas gineco-obstetras que se forman en nuestra institución.

De esta manera, explica que la placenta es un filtro que limpia el flujo sanguíneo que va de la madre al feto. “Como los filtros de agua que hay en las zonas rurales: a nadie se le ocurriría ir a rasparlos para comerse el contenido que ha quedado retenido”.

Y es que, al momento de entregarse este órgano a la madre, se hace sólo bajo un análisis macroscópico –es decir, a simple vista- para revisar que no presente señales evidentes de infección o ciertos infartos que la pueden afectar; caso contrario, se envía a laboratorio para estudios más acabados, reteniéndose en estos últimos casos. “Pero hay varios autores que dicen que la corioamnionitis -que es una infección en el líquido amniótico y las membranas que lo contienen- puede presentarse sin signos de fiebre en la madre. En este contexto ya hay un caso descrito en Estados Unidos de una guagua que se infectó por estreptococo, situación a la que el equipo de salud no encontraba explicación, sin embargo, una vez realizadas todas las pesquisas y análisis pertinentes, se encontró que la infección era debida a que la madre había ingerido cápsulas fabricadas con su propia placenta, la que estaba infectada con la bacteria, infectando de esta forma al bebé a través de la lactancia”.

Otra de las complicaciones que podrían surgir a partir de la manipulación para la ingesta de la placenta –“es que no se conoce en qué condiciones de asepsia se realiza, cómo se procesa, ni si se mantuvo adecuadamente la cadena de frío previo a su manipulación”. Además, últimamente se ha demostrado que las células de este órgano expresan priones normales en su membrana plasmática. Los priones normales presentan una configuración de proteína alfa hélice; en cambio los priones infectantes tienen una configuración de proteína beta que no puede degradarse, se acumula y conlleva a la muerte celular. Los priones infectantes transforman todas las proteínas priónicas alfa en beta, por tanto infectan sin corresponder a un virus o una bacteria. “A la fecha nadie sabe con exactitud cómo un prion normal ya existente se transforma en un prion infectante capaz de formar agregados moleculares aberrantes en las células nerviosas; bien podría suceder que en esta manipulación, alguno de estos priones normales se transformara en prión infectante, los que ingresarían, como se ha comprobado en animales, vía digestiva materna, se alojaría una cantidad de tiempo en el sistema linfático sin presentar síntomas, de uno a dos años, y después se desplazaría hacia el cerebro materno, produciendo enfermedades neurológicas degenerativas como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, por ejemplo, la que puede presentarse después de 20 a 30 años. Es una posibilidad que debe meditarse para no correr este riesgo innecesario”.

Por último, añade la doctora Bosco, la placenta contiene gran cantidad de hormonas, como los estrógenos, que podrían producir tromboembolismos en la madre; y a la vez, como es un buen filtro, no deja pasar metales pesados como plomo y arsénico, los que se pueden acumular, produciendo posteriormente intoxicaciones en la mujer y/o el niño por vía de la ingesta materna o la lactancia.

¿Hay algunos beneficios?

Ninguno científicamente comprobado en humano. Solamente hay estudios en ratas que tienen relación con disminución en la madre postparto del dolor, la depresión y el sangramiento. Pero en este caso no podemos extrapolar estos estudios a personas porque la placenta de rata tiene una estructura diferente a la nuestra. El único estudio en humanos, y lo cito en mi paper, es que hicieron cápsulas de placenta, bien hechas y en buenas condiciones de higiene, para ver si el fierro que acumulaba pudiera haber ayudado a la madre a superar la anemia con la que podría haber quedado luego del parto. Se hicieron dos grupos, uno al que le dieron estas cápsulas y otro que le dieron placebo, y no se encontraron diferencias significativas en cuanto a niveles de hemoglobina, hematocritos y fierro.

Por lo mismo, la doctora Bosco finaliza destacando la importancia de no seguir modas de salud que aparezcan en las redes sociales sin que tengan una base científica comprobada y publicada en revistas científicas nacionales o internacional con comité editorial, y hace hincapié que la opinión vertida en este artículo no cuestiona otras costumbres ancestrales, solo se cuestiona la placentofagia.