Hospitales en la Mira

Hospitales en la Mira

Por Dr. Marcos Vergara

Académico Escuela de Salud Pública

Fuimos sorprendidos con un programa de Gobierno en salud que tenía como eje central la materialización de inversiones colosales en numerosos hospitales. Se trataba de inversiones necesarias, no cabe duda, y lo siguen siendo. La comparación con la disponibilidad de camas promedio en los países OCDE revela que harían falta unas 40.000 camas en Chile para cerrar la brecha, camas de cuidados críticos, de agudos y también sociosanitarias.

Cuando Chile recuperó la democracia, en 1990, la crisis hospitalaria había alcanzado su máxima expresión en el deterioro de la infraestructura y equipos. El Ministerio de Salud de los noventa, junto con certificar la crisis hospitalaria a través de una comisión creada por el ministro Jorge Jiménez y a cargo del doctor Arturo Jirón, dio rápido inicio a un programa de inversiones que se había venido cuajando en parte antes de llegar el Gobierno.

Para su materialización se definieron varias modalidades de ejecución: I) una fuertemente centralizada, donde los Servicios de Salud delegaron a la Subsecretaría la ejecución, con base en un convenio con el BID; II) otra semicentralizada que se abrió a una ejecución en los Servicios de Salud, pero comandada desde las oficinas del proyecto del ministerio con el Banco Mundial, usando fondos concursables para los proyectos pequeños y un sistema de “no objeción” para construir hospitales y Centros de Diagnóstico y Tratamiento –CDT–; III) luego, la experiencia del crédito alemán, el único verdaderamente blando de toda la oferta bilateral de los países amigos de Chile y de las democracias, en tres versiones sucesivas; y, por último, IV) la ejecución tradicional descentralizada con apoyo de los especialistas del Departamento de Recursos Físicos del Ministerio de Salud.

Los profesionales y técnicos a cargo fueron capaces de distinguir en cada caso qué camino seguir en función de las competencias locales que muchas veces eran limitadas y de asegurar la ejecución de los presupuestos que se asignaban a través de una combinación apropiada de modalidades de ejecución.

Luego, durante la gestión del Presidente Lagos, las tasas de inversión en el sector salud disminuyeron a la mitad y menos, según se muestra en las ejecuciones presupuestarias de esos años y el foco estuvo puesto en la reforma que se plasmó en las Garantías Explícitas de Salud y otras leyes complementarias.

Aun siendo Lagos un claro impulsor de las concesiones en obras públicas, específicamente en carreteras, en aquellos tiempos no se hablaba de concesiones en salud. Recién en el primer Gobierno de Bachelet, el último de la Concertación de Partidos por la Democracia, casi al cierre, el sector abrió las dos primeras. Antes, en 1998, esta tecnología se había usado en la construcción del Hospital Salvador Allende de Codelco, en Calama, pues al viejo Roy Glover de Chuquicamata hubo que tirarle piedras encima. Como la Ley del cobre no permitía a Codelco invertir en otros giros, fue necesario concesionar esa inversión.

Los hospitales de La Florida y Maipú, concesionados durante la gestión del ministro Erazo, han sido recién puestos en marcha y a la fecha no se ha realizado una evaluación objetiva de sus resultados. Sin embargo, la ejecución de la inversión ya podría contrastarse en plazos y costos con iniciativas comparables financiadas con presupuesto sectorial exclusivo, teniendo en consideración que se trataría de evaluar en los dos primeros casos del sector una materia en que la curva de aprendizaje no es corta, como la larguísima experiencia del Reino Unido demuestra. Esto podría ser improcedente.

También ha de tenerse en cuenta que el diseño, licitación y ejecución de los Hospitales de La Florida y Maipú fueron realizados por el MOP, ministerio donde la experiencia en hospitales era y sigue siendo prácticamente nula.

La evaluación que se realice, por último, debería dar garantías de objetividad para que no se mezcle la realidad con el deseo. Hemos escuchado en televisión de evaluaciones apresuradas orientadas a bajar la cortina política del tema y, por lo pronto, la opción parece estar cerrada. Mala suerte para el desafío de ejecución del sector, pues a lo mejor contar con esta alternativa podría ayudar a cumplir las metas, en particular en lo que dice relación con el componente inmobiliario.

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