Tesis de doctorado confirma importancia de políticas públicas para la tercera edad con enfoque de género

Tesis de doctorado confirma importancia de políticas públicas para...

No es novedad que el envejecimiento de la población es una situación que plantea desafíos a la salud pública. Y que en cuanto a la esperanza de vida y esperanza de vida saludable, se observan diferencias marcadas entre mujeres y hombres, en que la tendencia es que ellas vivan más, pero que pasen más años en peores condiciones de salud. Pero existen pocos estudios que investiguen en las especificidades de mujeres y hombres mayores en relación a la salud, considerando la importancia de desarrollar políticas públicas para ellos y ellas.

“Dado que la vejez, al igual que el género, son categorías socioculturalmente construidas, resulta relevante generar evidencia desde un enfoque que incluya la perspectiva de las ciencias sociales”, indica Ximena Moreno. Por ello su tesis se fundamentó en la teoría de las representaciones sociales, investigando la mirada de adultos mayores, de 70 y más años, usuarios de centros de atención primaria de Santiago.

Su investigación fue descriptiva, con enfoque cualitativo y empleo de técnicas mixtas de recolección de información y análisis. Entre ellas, aplicación de cuestionarios de manera individual y grupos focales con el primer fin, y análisis prototípico, análisis factorial de correspondencias y análisis dialógico del discurso, en el segundo.

Y ¿qué encontró?

El primer acercamiento, de carácter cuantitativo, mostró predominio de un modelo biomédico de la salud, circunscribiéndola a los problemas que la afectan, así como las estrategias destinadas a prevenir, mejorar o sobrellevar, destacando la escasez de expresiones ligadas a aspectos positivos. Es decir, vejez y salud se relacionan con una etapa de déficit y deterioros.

Sin embargo, observó diferencias por género, coincidiendo estas con las características de los roles de género tradicionales. Así el discurso de las mujeres se enfocó en los problemas funcionales vinculados a lo doméstico y más cercano a su dominio de acción habitual –la alimentación -, mientras los hombres privilegiaron los déficits relacionados con la acción y la expresión de vigor.

El análisis cualitativo también mostró que el contacto con los servicios de salud se consideraba algo más propio de las mujeres, si bien esto no necesariamente asegura una adherencia a los tratamientos indicados por parte de ellas.

En esta misma línea, se tiende a asimilar el cuidado de la salud como un ámbito más del desempeño de la dueña de casa, lo que explicaría la asunción por parte de las mujeres de estos aspectos, así como las dificultades de los hombres para hacerse cargo de estos temas.

Ciertos elementos que dan luces al respecto se vinculan con la complejidad para los hombres de hacer frente a la sensación de vulnerabilidad, en contraposición a la invulnerabilidad percibida en etapas previas de la vida, la cual es ligada a la identidad masculina, y a la suerte de mandato de no expresar quejas, reconocido entre los hombres participantes en este estudio. Esto podría explicar, además, la incomodidad y temor percibidas por las mujeres en los hombres, al tener que hacer frente a los problemas de salud.

Mientras las mujeres participantes ligaron su situación de salud a la capacidad de efectuar quehaceres domésticos, y a una mayor consciencia de las dificultades, sobre todo de movilidad; los hombres, por su parte, manifestaban mayor preocupación respecto a las dificultades de tipo cognitivo.

“Lo cual adquiere sentido en relación a ciertos estereotipos relativos al predominio de la razón entre los hombres, y de la emoción, entre las mujeres, y a la inteligencia como una característica más propia de los hombres que de las mujeres. En este sentido, ambos tipos de limitaciones amenazarían aspectos relevantes de la identidad de género, y más específicamente, de las expectativas en torno a lo que una mujer o un hombre deben ser”, indica Ximena Moreno.

Otro aspecto que resulta particularmente importante considerar para la planificación de políticas públicas de salud, fue el relativo a los servicios, en el cual predomina una visión crítica, especialmente entre los hombres, específicamente en lo relativo a la calidad del trato y de la atención, así como a la organización tanto de la atención primaria de salud como de los otros niveles de atención.

Entre las recomendaciones para el diseño de políticas públicas, la psicóloga social plantea utilizar enfoque de género relacional, cuyas implicancias concretas se refieren a no limitarse a planificar ni desarrollar políticas en salud para mujeres y para hombres, por separado. Propone que incorporar un enfoque de género a las políticas de salud en Chile es un aspecto pendiente, por lo que parece de primera importancia asumir una perspectiva que implique desarrollar intervenciones orientadas a lograr modificaciones estructurales tanto culturales como sociales, que concierne también a la planificación, organización y funcionamiento de los servicios de salud.

Los resultados señalaron “predominio de elementos relacionados con enfermedades y síntomas, e instancias de prevención, tratamiento o cuidado. El análisis dialógico mostró que las trayectorias vitales de mujeres y hombres configuraban representaciones sociales de la salud diferentes. Las mujeres aparecieron vinculadas a roles en el ámbito doméstico y familiar, dentro de los que cabía el cuidado de la salud de los miembros de la familia; se consideraba más propia de ellas la capacidad de desenvolverse en el sistema de salud. Dificultades en su capacidad de ejercer roles en el ámbito doméstico, fueron descritas como la principal consecuencia de los problemas de salud”, afirma Ximena.

Por parte de los hombres, “se consideró como propio el tener dificultades para desenvolverse en el ámbito del cuidado de la salud. Entre ellos, se aprecia demandar una mejora en la provisión de servicios de salud, como forma de obtener reconocimiento social por su aporte a la sociedad como trabajadores remunerados, y por otra, señalar el deber de asumir la responsabilidad personal por sus problemas de salud actuales, a raíz de su falta de consciencia y cuidado en el pasado, con una tendencia a centrarse en la culpa personal por sus padecimientos actuales, en lugar de en la búsqueda de atención en salud para resolverlos”.

Respecto a sus motivaciones, explica que “trabajo el tema del envejecimiento desde hace tiempo. Mi paso por el doctorado de la ESP fue bueno. Tuve la oportunidad de hacer un magíster en Inglaterra y la verdad el programa no tiene nada que envidiarle a un programa como ese. Rescato el nivel de actualización, las lecturas, las posibilidades de abordar distintas áreas de investigación... Quedé bastante satisfecha. Asimismo, la experiencia con mis compañeros fue enriquecedora, les interesaba organizar actividades de reflexión y difusión de temáticas contingentes de salud pública, no solamente dentro del programa o de la escuela, sino hacia la comunidad general. No tuve dificultades en temas organizativos, todo fue fluido y fui avanzando en las distintas etapas con una metodología establecida. Gracias a que los diversos hitos y requisitos estaban claramente establecidos en el programa, y las dudas se podían ir aclarando; en este sentido, fueron de particular ayuda personas como Verónica Iglesias, que en aquel tiempo era la secretaria académica del programa, y Hernán Cuitiño, en todos los aspectos administrativos. También tuve el respaldo de mi directora y co-directora de tesis, que facilitaron el cumplir con estos plazos, y una comisión revisora que también fue bastante puntual en la entrega de sus comentarios, así como la dirección del programa, que facilitó el no retrasar mis exámenes, a pesar de la toma de la facultad, en aquel entonces. El programa fue bien planteado”, afirma la psicóloga social, egresada del doctorado MSc Salud Pública (London School of Hygiene & Tropical Medicine).

Postulaciones para el único doctorado en Salud Pública de Chile

En sus 14 años de existencia, este programa de postgrado ha formado graduados al más alto nivel para el desarrollo de investigación en Salud Pública, generación de evidencia y análisis de políticas públicas en salud.

Hoy este programa tiene abiertas sus postulaciones hasta el viernes 26 de agosto.

¿Quiénes pueden postular?

Podrán optar al programa conducente al grado de doctor en Salud Pública, los postulantes chilenos o extranjeros que estén en posesión de un grado de licenciado o de magíster en alguna disciplina relacionada con este programa.

Postulaciones AQUÍ

El Doctorado en Salud Pública de la UCh ha sido reacreditado en 2016 por 4 años más, por lo que es posible hacer uso de becas del Estado. El nuevo proceso de acreditación evaluó aspectos como cuerpo académico, plan lectivo, profesores del claustro, colaboradores e invitados, mecanismos de funcionamiento, plazo de tiempo que se demoran los estudiantes en graduarse e infraestructura, entre otros.

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