Equity-LA II evalúa estrategias de integración de la atención en redes de servicios de salud de 6 países latinoamericanos

Equity-LA II evalúa estrategias en redes de servicios de salud

“Redes Integradas de Servicios de Salud (RISS): análisis de experiencias en el contexto latinoamericano” fue el curso en el que participó la Dra. Vázquez, donde dio a conocer los principales resultados del proyecto de investigación Equity-LA II, cuyo objetivo es evaluar la efectividad de diferentes estrategias de integración de la atención de las redes de servicios salud para la mejora de la coordinación y la calidad de la atención en diferentes países de América Latina.

Este proyecto es la continuación del proyecto Equity-LA –centrado en el análisis del acceso y la coordinación de la atención en las redes de servicios de salud de Brasil y Colombia– y lo amplía, incorporando cuatro países con diferentes tipos de sistemas de salud: Argentina, Chile, México y Uruguay. En Chile la encargada del proyecto es la Dra. Pamela Eguiguren, académica del programa Salud y Comunidad de la ESP.

Vázquez es licenciada en medicina y cirugía, especialista en Salud Pública, máster en Planificación, Financiamiento y Políticas de Salud (London School of Economics; London School of Hygiene and Tropical Medicine) y doctorada en Medicina y Cirugía (Universidad de Heidelberg, Alemania). Actualmente es responsable del Servicio de Estudios y Perspectivas en Políticas de Salud y coordinadora del grupo de investigación en Políticas de Salud y Servicios Sanitarios del Consorcio de Salud y Social de Cataluña.

“El concepto de redes integradas lo podemos entender como un conjunto de organizaciones que proveen atención en salud, directamente o mediante contratación, a una población definida, a lo largo del continuo asistencial y que responden por costes y resultados en salud de la población atendida ”, explica la docente española.

Entre los problemas de los servicios de salud que motivan esta investigación, la académica menciona “la limitada falta de coordinación de la atención, que genera elementos de discontinuidad, y que se atribuye, entre otras a la forma de organización de prestación de servicios, y especialmente por la hiperespecialización de los profesionales y la introducción de la tecnología . Entonces, los pacientes en general, y especialmente los crónicos y pluripatológicos, cada vez reciben mayor atención en más lugares y se genera mayor riesgo de fragmentación de la atención clínica”.

Además señala que “en Equity I nos centramos en el impacto de la introducción de redes de servicios de salud sobre el acceso y equidad de acceso, la continuidad y la eficiencia en los sistemas de salud. En cambio, en Equity II ya no abarcamos todos esos aspectos, sino que nos centramos en la coordinación y continuidad de la atención, pero lo complejizamos en el sentido de introducir y evaluar estrategias de mejora de la calidad de la atención. Estas estrategias están dirigidas a la mejora de la coordinación entre los distintos niveles de complejidad de la atención en los 6 países, a través de una metodología de investigación-acción participativa. O sea, análisis de la situación, identificación de los problemas, niveles de coordinación y continuidad en dos redes de estudios en cada país, redes que se convierten en áreas intervención y control”.

Según cuenta la académica, después de 13 meses de implementación evaluarán la intervención para la cual se aplicarán los mismos instrumentos que en el estudio de base (un cuestionario sobre coordinación, COORDENA) y un cuestionario sobre continuidad CCAENA) adaptado para cada uno de los 6 países y destinados a profesionales de la salud y usuarios respectivamente y que se completará con estudios cualitativos en estos dos ámbitos. “Esta etapa es muy rica, porque podremos analizar los avances en contextos diferentes”.

Respecto al comparativo internacional, destaca que “en cada país analizamos un subsistema del sistema público, pero que es muy diferente según su modelo de salud. Por ejemplo, en Colombia analizamos la red municipal de Bogotá, pero su sistema es un modelo de competencia gestionada que hace que la configuración de las redes dependan de la intermediación de las aseguradoras.Esto hace muy difícil la coordinación entre los niveles de complejidad, porque las aseguradoras pueden comprar servicios a sus propios prestadores o a otros, así como pueden y de hecho rescinden los contratos con los prestadores de servicios, lo cual genera dificultades para proveer la atención coordinada”.

Asimismo afirma que “el equipo colombiano es el que tiene más dificultades. En Argentina tenemos una red municipal exclusivamente, que cubre hasta las personas de 65 años, porque allí tienen un seguro (obra social) para los mayores. En la red de Brasil y Uruguay una dificultad para la investigación es que la red de integración no está donde están los equipos. Brasil tiene la ventaja de un sistema nacional de salud, pero ”tiene dificultades en cuanto a atraer y mantener a los profesionales en la red de la ciudad más al interior de estado, Caruaru”, explica.

Por otra parte, afirma que “Uruguay tiene la desventaja de tener las redes fuera de Montevideo, pero tiene la ventaja que estas son más pequeñas y rurales. Por tanto, los médicos se conocen más, trabajan más en equipo. En México estamos con la red pública dependiente de la Secretaria de Salud del Estado, que funciona en paralelo con el sistema de seguridad social, trabajamos con la población que atiende el seguro popular y la secretaria de salud. La dificultad es que trabaja en paralelo con otras redes públicas”.

De esta forma, vemos que “cada país tiene su desafío y la nota común es la dificultad de diálogo entre los distintos niveles de atención. En Chile la desventaja es que la red es administrada por distintos niveles de gobierno, o sea la atención primaria está administrada por la comuna, la municipalidad, y el resto de la red no. Eso hace que la red misma esté fraccionada y la coordinación es un desafío mayor. Por tanto, la alternativa común en todos los países es tratar de mejorar la coordinación con estrategias de nivel micro (de gestión clínica) para que sean realmente factibles. En la última fase del proyecto haremos las comparaciones internacionales”, afirma.

Entre los elementos comunes destaca que “en todos los países se detectó la necesidad de mejorar la comunicación entre profesionales de primer y segundo nivel, ya que no hay diálogo entre atención primaria y secundaria. En Chile además se detectó la falta de perspectiva de red. Por ello, se propone aplicar consultorías virtuales entre APS y nivel secundario y un proceso de inducción al personal nuevo que entra a trabajar a la red. En México también trabajarán en la interconsulta virtual y, además, en un programa de información al usuario para que sepan cuáles son las puertas de entrada y cómo tienen que circular por la red. En Brasil se trabaja la línea de cuidado de la atención de la diabetes para mejorar habilidades clínicas en cada uno de los niveles de atención. En Colombia el desafío es trabajar en la comunicación entre médicos APS y especialistas, a través de sesiones conjuntas para discutir casos clínicos y sesiones de formación conjunta. Todo ello permite el conocimiento mutuo entre los profesionales, que luego hace que trabajen en colaboración”, asevera la profesional española.

En cuanto al caso de Argentina, “están trabajando en auditorías de historias clínicas de primer y segundo nivel de algunos casos con médicos para discutir mejoras en los procedimientos clínicos. En Uruguay se está intentando mejorar el proceso de referencia y contrareferencia para mejorar la calidad de la información que intercambian los médicos. La red municipal de Argentina es una de las que está mejor evaluada por los pacientes. Lo que no quiere decir que no tengan dificultades. Chile tiene la fortaleza de preservar una red pública a pesar de tener distintas administraciones, afortunadamente no se introdujo un modelo de competencia gestionada como Colombia, que se suponía era el modelo mejorado de Chile”.

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