Análisis de académicos U. de Chile

El escenario que se aproxima para la Reforma en Educación Superior tras inicio de la Gratuidad

El escenario para la Reforma en Educación Superior con la Gratuidad
La Educación Pública y gratuita ha sido una demanda relevante desde los movimientos sociales
La Educación Pública y gratuita ha sido una demanda relevante desde los movimientos sociales
La calidad de la educación, el alcance, el pluralismo y más son los puntos en los que se requiere atención.
La calidad de la educación, el alcance, el pluralismo y más son los puntos en los que se requiere atención.

El proceso de gratuidad continúa. Recientemente, ministros de distintas carteras visitaron ciudades y provincias del país para socializar los detalles de la iniciativa. Pese a ello, el proyecto ha recibido numerosas críticas desde el mundo académico, especialmente de las universidades públicas, demandando un fortalecimiento del sistema estatal de universidades y definición sobre el proyecto de educación que se quiere para el país.

Uno de los grandes desafíos para este año, y que académicos de la Facultad de Ciencias Sociales esperan se discuta en profundidad, es la estructuración de un sistema de universidades estatales, que se haga cargo del financiamiento de la educación, garantizándola como un derecho social.

El vicedecano de la Facultad, Raúl Atria, señala al respecto que “La realidad de las universidades estatales no da para más porque están funcionando como si fueran privadas, siendo que hay que distinguirlas. Tiene que haber un cambio radical de parte del manejo del Estado con sus 18 universidades. A lo largo del tiempo, las universidades estatales han crecido bastante menos que las otras, llegando incluso a alcanzar que un 25% de los estudiantes en las universidades públicas”.

Para el académico, el punto de inflexión dentro de la gratuidad lo marcan las universidades que no son estatales, una discusión poco clara que es necesario abordar. “Hay algunas universidades que son más meritorias que otras por lo que hay que definir cuáles por su contribución al país debieran tener un trato diferente –no digo que el Estado inyecte recursos– pero si distinto”, comenta Atria.

No hay que desviar la atención

Pese al diagnóstico realizado, para los académicos el debate se desviará y centrará la atención en puntos pocos relevantes como la creación de instituciones en materia educacional, tales como la Superintendencia o Agencia de Calidad. En sus palabras, el gobierno ha tendido más bien a regular el mercado, fijando precios y tarifas, lo que ha llevado a un “control tecnocrático avasallador, prueba de ello son justamente las autoridades no electas que se contemplan en el borrador del proyecto a cargo de esos nuevos organismos fiscalizadores, y eso si se financia con aportes basales a diferencia de la casas de estudio”, indica Víctor Orellana, docente del Departamento de Sociología.

El principal error que ha cometido el gobierno, a juicio del profesor Orellana, es haber intentado separar la gratuidad de la reforma, una gratuidad que considera improvisada transformando la discusión que debió ser educacional y política en una disyuntiva de contadores encargados de fijar costos y coberturas. En palabras del académico: “En estricto rigor, esta gratuidad es una beca y una beca de baja cobertura, ya que no sobrepasa al 17 por ciento total de la matrícula”.

Para Víctor Orellana, si se prosigue el debate en torno a los recursos disponibles y el financiamiento no se llegará a una discusión real sobre la reforma, una de las mayores preocupaciones de los actores involucrados: “La ciudadanía no solo quiere dejar de pagar, quiere discutir qué educación anhela. Vamos a seguir entrampados y lo peor de todo es que, finalmente, cuando se discute sobre regulación de tarifas la derecha política nacional consigue que esa regulación no sea tan regulada”, sentencia Orellana.

Educación Técnica

Según el reciente anuncio de la ministra de Educación, Adriana Delpiano, la Educación Técnica no está entre las prioridades del gobierno sino hasta el 2017: “Esperamos que el próximo año la gratuidad vaya a la educación técnica”. Sin embargo, para el profesor Atria debe discutirse de manera seria cuál es el lugar y reconocimiento que merece en nuestro país este tipo de educación siendo la gran ausente y marginada del proyecto.

Al referirse sobre la importancia de las universidades estatales, Atria señala que no se puede dejar de incluir al sistema de educación técnica estatal. En este sentido, se barajan posibilidades sobre su financiamiento: “Una es incorporarla dentro de las universidades estatales a lo cual yo me opongo, más bien abogo porque el Estado cree un sistema de formación técnica estatal y ahí hay que partir de cero. Al menos, en las universidades estatales hay una historia detrás pero en este caso no. Es una gigantesca tarea que conlleva orientar hacia dónde se desarrollará la educación técnica”, afirma el académico.

Según la matrícula, la mayoría de los estudiantes pertenecientes a los quintiles menos favorecidos se encuentran cursando una carrera técnica y los excluyeron del beneficio de la gratuidad en el controvertido proyecto que, finalmente, además de las instituciones del CRUCH, incorporó a cinco casas de estudio privadas, siendo que “el país real se encuentra en institutos y centros de formación técnica”, indica Atria. “Se ha dicho públicamente de que se crearán 15 centros e institutos profesionales regionales pero no se ha pensado, es solo una cuña, hay mucha gente que reclutar y organizar. Esta es otra área prioritaria y que no puede esperar más”, sentencia.

Actores sociales faltantes a la discusión

A lo largo del extenso debate que se ha dado en esta materia, los estudiantes han tenido una activa participación. No obstante, a juicio de Atria falta incorporar a las fuerzas laborales, como sindicatos, mientras que los partidos políticos debieran ser los últimos en intervenir ya que siempre tienen una agenda corta y en estos temas se necesitan discusiones a largo plazo.

Las universidades como comunidades académicas completas, con todos sus estamentos, debieran tener mayor inserción e injerencia a futuro. “En este sentido, hay que preguntarse qué significa la universidad para las mujeres. Esta no es una discusión de feministas, es una discusión sobre cómo la universidad está cambiando la vida de las mujeres porque sabemos que más del 50% de la población estudiantil que ingresa al pregrado es femenina. No podemos tener estructuras curriculares inflexibles que impidan que las mujeres, al embarazarse, por ejemplo, deban abandonar la universidad y es que la Universidad de Chile es una institución feminizada”, comenta Atria.

Complejo escenario social para la educación futura

La forma de financiamiento común en la educación superior chilena con la dictadura, y tras el retorno a la democracia, ha sido a través del pago o endeudamiento de las familias, créditos estatales y diversas becas, una medida reactiva ante las carencias económicas de los estudiantes a la que no todos pueden acceder.

El sistema se acostumbró a resolver los problemas de financiamiento mediante beneficios o ayudas estudiantiles. “Como resultado, tenemos un sistema completamente desordenado, de modo que primero hay que reordenarlo con cierta visión estratégica y definir cómo se proyecta la educación superior y educación técnica en 10 años más”, anticipa el profesor Atria.
Una de las mayores preocupaciones poblacionales futuras tiene que ver con la compleja demografía en Chile, un país que envejece de manera acelerada y cuya educación superior no puede soslayar esta dinámica social. El segmento etario de 18 a 24 años que suele cursar estudios superiores ha comenzado a disminuir en cantidad, una tendencia que irá en aumento en las próximas décadas.

Al respecto, el vicedecano señala: “Tendremos que imaginar una educación superior donde este grupo social joven dejará de ser el predominante en la educación superior y habrán universidades envejecidas, con un pregrado muy acotado. Eso viene inevitablemente. Debemos socializar que vamos camino a una sociedad envejecida”.