RAÚL ZURITA

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LAS PLAYAS DE CHILE V

Chile no encontró un solo justo en
sus playas apedreados nadie pudo
lavarse las manos de estas heridas

porque apedreados nadie encontró un solo justo en esas
playas sino las heridas de la patria abiertas llagadas
como si ellas mismas le cerraran con sus sombras los
ojos

i. Aferrado a las cuadernas se vio besándose a sí

ii. Nunca nadie escuchó ruego más ardiente que el
de sus labios estrujándose contra sus brazos

iii. Nunca alguien vio abismos más profundos que las
marcas de sus propios dientes en los brazos
convulso como si quisiera devorarse a sí mismo
en esa desesperada

Porque apedreado Chile no encontró un solo justo en
sus playas sino las sombras de ellos mismos flotando
sobre el aire de muerte como si en este mundo no
hubiera nadie que los pudiera revivir ante sus ojos

iv. Pero sus heridas podrían ser el justo de las playas
de Chile

v. Nosotros seríamos entonces la playa que les alzó
un justo desde sus heridas

vi. Sólo allí todos los habitantes de Chile se habrían
hecho uno hasta ser ellos el justo que golpearon
tumefactos esperándose en la playa

Donde apedreado Chile se vio a sí mismo recibirse como
un justo en sus playas para que nosotros fuésemos allí las
piedras que al aire lanzamos enfermos yacentes
limpiándonos las manos de las heridas abiertas de mi
patria

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