Mujeres Excéntricas María Luisa Fernández, Mariana Cox, Inés Echeverría, Luisa Lynch, Sara Hubner, Carmen y Ximena Morla Lynch, entre otras, pertenecen o están vinculadas a la aristocracia local, fueron mujeres iconoclastas, rebeldes y anticonvencionales, en contrapunto con el sector social al que pertenecían. La mayoría de ellas tuvieron los recursos económicos y el tiempo para dedicar sus energías a la actividades del espíritu. Varias llevaron a cabo una fuerte actividad de afirmación y reflexión sobre lo femenino, tanto en el plano de la sociabilidad privada como pública. Participaron, colaboraron o dirigieron revistas y agrupaciones destinadas al fomento del espíritu independiente de la mujer, estimulando el interés por la educación, el arte y la cultura. Por otra parte las revistas en que participaron tuvieron la inteligencia de vincular los intereses tradicionales de la mujer de elite (la casa y la familia) con los nuevos intereses de la mujer en el mundo moderno. A menudo se percibe en estas publicaciones cierta tensión entre sujeto femenino y sujeto aristocrático, o entre un sujeto femenino tradicional y otro que busca ampliar el horizonte de la mujer hacia lo público y la cultura. Cabe señalar entre estas revistas a La Familia (publicada por Zig-Zag entre 1910-1928), La revista Azul (1914), Silueta (1917-18) y La tribuna ilustrada (1917) (que recoge la polémica entre el Club de Señoras y la Liga de Damas Chilenas). Fundaron también instituciones como Clubes de Lecturas (1915) o el famoso y controvertido Club de Señoras (1916- 1923), institución que incentivó el rol de la mujer y realizó una extraordinaria labor en el campo cultural, situándose en las antípodas de organizaciones conservadoras como la Liga de las Damas Chilenas, institución ésta que veía en la cultura moderna (sobre todo en el teatro y en el cine, pero también en el hecho de que la mujer ampliara sus horizontes más allá de la casa y la familia), veía, decíamos, en estos aspectos una amenaza para la moral y para las buenas costumbres.(45) A partir de estas actividades y del rol que cada una de ellas desempeñó como modelo alternativo de vida, cabe hablar de un feminismo aristocrático, un feminismo que luego en algunas autoras se transforma en feminismo a secas. Hay que señalar que todas o casi todas ellas tenían estilos de vida que desafiaban los moldes tradicionales del comportamiento femenino; varias fueron consideradas excéntricas y algunas tildadas de inmorales por la sociedad bien pensante y el "vecindario decente" de entonces. Desde un punto de vista político, a pesar de pertenecer a la aristocracia, casi todas ellas apoyaron la candidatura de Arturo Alessandri Palma y también al movimiento estudiantil, aun cuando mantuvieran una distancia frente a la política, distancia que queda bien reflejada en un editorial de La Revista Azul (1916) : "podríamos charlar sobre política pero preferimos -dice el editorial- no tocarla, pues pensamos como Mme. Augol que "la politique est très peu poétique". Haciendo el alcance anterior del distanciamiento, puede afirmarse, entonces, que la "juventud rebelde" y el "feminismo aristocrático" fueron sujetos sociales y sensibilidades en alguna medida interconectadas entre sí.(46) |