Taller
de Artes Gráficas de la Escuela de Artes Aplicadas
de la Universidad de Chile
En 1931 se creó el Taller de Artes Gráficas
de la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile
difundiéndose por primera vez de forma sistemática
el grabado y su enseñanza en el país. Este
centro de producción fue promovido y conducido por
Marco Bontá (Santiago, 1898 - 1974) quien además
de asentar los lineamientos de su enseñanza, dirigió
el interés hacia las tradiciones y personajes chilenos,
rescatando así el trabajo realizado por los grabadores
anónimos que ilustraban diarios populares.
Bontá,
que fue director del Instituto de Extensión de Artes
Visuales de la Universidad de Chile y el primer director
del MAC en 1947, promovió las artes gráficas
a través de diferentes exposiciones de grabado con
artistas nacionales e internacionales.
De
este taller se exhiben obras del propio Marco Bontá,
Julio Palazuelos Viterbo Sepúlveda, Pedro Lobos y
Juan Egenau, entre otros.
Taller
de la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar
En
1939, Carlos Hermosilla (alumno de Bontá en la Escuela
de Artes Aplicadas) fundó el Taller de Grabado de
la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, el primero
de esta disciplina en el país. A partir de ese taller
surge el llamado Grupo de Grabadores de Viña del
Mar, que reunió a ex-alumnos de Hermosilla y artistas
independientes como Graciela Fuenzalida, quienes en la década
de los 40 participaron en muestras internacionales de grabado.
En 1947 Hermosilla organizó el Primer Salón
de Grabadores de Chile en la Sala del Ministerio de Educación
de Santiago. Nacido en Valparaíso (1905 - Viña
del Mar, 1991), Hermosilla se especializó en la xilografía
y el linóleo, siendo la problemática social
el tema recurrente de su obra.
De
este taller se exhiben obras de su fundador, Álvaro
Donoso, Ciro Silva y Ginés Contreras, entre otros.
Taller
99
A partir de la iniciativa de Nemesio Antúnez (Santiago,
1918 - 1993) se creó en Santiago el Taller 99
(1955), centro de difusión y experimentación
del grabado que contribuyó decisivamente en convertir
la disciplina en la más prolífera del arte
nacional. Impulsó una promoción de artistas
que se mantiene hasta hoy y dio pie a que en los años
60 se le otorgara por primera vez el Premio de Honor del
Salón Oficial de Bellas Artes a un grabado.
La
impronta de este taller consistió en expandir e impulsar
esta actividad en la práctica de la xilografía,
el grabado en metal y la litografía. Su modelo fue
el Atelier 17, fundado por Stanley William Hayter en París
y trasladado a Nueva York en la década de los 40,
en el cual Antúnez participó.
Formaron
parte de este taller Nemesio Antúnez, Roser Bru,
Juan Downey, Santos Chávez, Jaime Cruz, Mario Toral
y Pedro Millar, entre otros.
Taller
de Grabado de la Escuela de Bellas Artes
El
taller de grabado de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad
de Chile fue fundado en 1940 por Francisco Parada, su primer
director. Desde 1955, Eduardo Martínez Bonati (Santiago,
1930) asumió su dirección impulsando nuevas
líneas de investigación. Incorporó
elementos no tradicionales en la producción e incentivó
el uso de técnicas nuevas hasta conformar un taller
experimental que realzaba la importancia de la materia y
la gestualidad.
La
generación de artistas que surge en los años
50 -paralelamente a este taller- expresa con mayor énfasis
una necesidad no figurativa, motivada también por
los crecientes contactos con las corrientes europeas contemporáneas.
Eduardo
Martínez Bonati, Ernesto Fontecilla, Lucy Rosas,
Dolores Walker y Eugenio Dittborn fueron algunos de los
exponentes de este taller.
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