Historia
               

MACFacultad de Artes

EXPOSICIÓN DE NEMESIO ANTÚNEZ

Es interesante seguir en la sala de exposiciones del Ministerio de Educación la trayectoria de un artista como Nemesio Antúnez en los últimos años. En líneas generales, se ha mantenido fiel a su temática, la cual es particularmente importante en una pintura como la suya. Le atraen las visiones urbanas que contraponen, sombríamente, la insignificancia de los hombres y la magnitud desoladora de las masas arquitectónicas. Le atraen los objetos que revelan el contacto humano: unos platos, unos cubiertos, unos palillos de fósforos. Le atraen las manifestaciones públicas y las banderas, las imágenes que representan el movimiento colectivo del pueblo. Pero, en todos estos casos, y cualesquiera que sean los propósitos que dirigen su acción creadora, en Antúnez predomina la visión del pintor que se enfrenta con seriedad y audacia con los problemas de su oficio. Alejándose del gris de las primeras composiciones que ahora exhibe, retorna en las últimas a las fuentes del color, que aplica con extraordinario refinamiento en Ríncón de las Escobas y El Río, de los cuales son, tal vez, sus cuadros más notables desde el punto de vista de la plástica pura. La Lluvía, tela de grandes dimensiones, es un ensayo feliz de conquista del espacio pictórico.

Fuera de su interés técnico, la exposición de Antúnez nos impresiona por cualidades que realzan su significación estética. Se advierte un afán de aprehensión del paisaje humano en las diferentes tierras que sus ojos han visto. En sus obras más recientes contemplamos escenas de nuestra vida chilena que están captadas con fino grafismo y ajustados colores, sin demagogia. En él se combinan armoniosamente valores líricos y dramáticos que conducen a creaciones plásticas impregnadas de sobria melancolía. Diríase que contempla al hombre con tristeza, pero no sin esperanza. Esas figurillas mínimas, impersonalizadas, que evocan colonias de insectos, pueden alzar banderas y son las mismas que, tiernamente, acaban de usar los platos, de comer el pan y de arrugar los manteles o cuadros en aquellas composiciones que -aunque ensayos de plástica pura- nos llevan también a la atmósfera del hombre.

Buen ejemplo de trabajo artístico es el que nos ofrece Nemesio Antúnez. Sin duda, elevándose por encima de lo mucho que ha aprendido con tanto fruto,logrará en el futuro una síntesis personal que hará su nombre perdurable en nuestra pintura, que ya lo cuenta entre sus figuras jóvenes más interesantes.

Luis Oyarzún Peña. La Nación, 12 octubre, 1953, p. 12

 

 

 

 
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