Historia
               

MACFacultad de Artes

EXPOSICIÓN DE CINCO PINTORES

Sería difícil suscribir los juicios del prologuista de esta Exposición, cuando afirma que los cinco pintores reunidos forman un grupo coherente, o cuando dice que todos ellos intentan "expresar plásticamente la esencia del hombre y su mundo a través de la realidad chilena". Aunque emparentados por la edad -vínculo frágil- son muy diferentes unos de otros, y diferentes son también sus formaciones y experiencias fundamentales. Por otra parte, tan débiles son en sus obras las referencias expresas a la realidad chilena, que a todas ellas podría clasificárselas dentro de las formas cosmopolitas del arte contemporáneo, sin perjuicio de reconocer que pertenecen a nuestra pintura moderna, que justamente se caracteriza, mal o bien, por el internacionalismo de sus métodos y actitudes.

Cada uno de los cinco es digno de interés; cada uno era ya conocido por actividades desarrolladas al margen del grupo que ahora, aparentemente, constituyen. Las telas que esta vez exponen en la sala del Instituto Chileno-Francés, o habían sido ya exhibidas o no agregan mucho a lo se sabía de sus autores.

Los óleos de Ximena Cristi figuraron en la interesante exposición qiie realizó hace unos meses en la Sala Nascimento, y fueron comentados en estas columnas. No se puede desconocer el vigoroso temperamento que revelan, y sólo cabe desear una vez más que tan distinguida pintora se imponga mayores exigencias de construcción y de organización intelectual del cuadro. Su rica sensibilidad suele vencerla, haciendo vago e insinuante lo que debió ser preciso, como se advierte en Cafetera, obra excelente que pudo haber ganado si se hubieran marcado mejor los limites entre el objeto central y su contorno.

Parece haberse empeñado Sergio Montecíno en disminuir el admirable efecto que produjo su reciente exposición individual con su participación en la muestra de la Asociación Chilena de Pintores y Escultores, y en ésta de "los cinco". Veleros e Interior de taller son ejemplos de sus obras más débiles, y Paisaje, con todos sus méritos, pertenece a una época anterior a sus inquietudes presentes.

Ventana -óleo de Matilde Pérez- es uno de los mejores lienzos de la exposición. Luminoso, liviano, bien valorizado, pone de manifiesto las calidades de una artista destinada a la aprehensión poética del paisaje. Aída Poblete realizó en los últimos años progresos que podemos advertir a través de su interesante Fígura, pintada con trazos vigorosos, simples y sensibles en perfecto equilibrio de color, dibujo y expresión. Gredas y Membrillos se inclinan hacia el decorativismo superficial, que es uno de los peligros que la amenazan.

Antes de partir a Italia, merecidamente agraciado con una beca, Ramón Vergara nos permite ver de nuevo tres de sus composiciones características. Rigurosamente pintadas, son el resultado de un serio estudio de las relaciones formales y de una ascética concepción de la materia pictórica. Su viaje a Europa dará a Vergara la oportunidad de perfeccionar sus investigaciones y de aplicarlas a dominios más amplios.

Luis Oyarzún Peña. La Nación, 17 septiembre, 1953, p. 4.

 

 

 
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