Cariño Botado
a) Los habitantes de este caserío cercano a Los Andes, supieron que las columnas del Ejército Libertador pasarían por ahí y de inmediato comenzaron los preparativos para hacerles un cariño, sin embargo, cuando todo estaba listo para recibir a los soldados de la libertad, se supo que la columna desvió su ruta, por orden de San Martín, por lo que los preparados quedaron abandonados, el cariño tirado. Y de esta ocasión tomó el nombre de Cariño Botado. b) Este poblado se llama así porque antiguamente, en todas las casas tenían chicha, chacolí, no faltaba la buena comida y mucha alegría. Había una juventud sana, vibrante, niñas tocaban la vigüela y cantaban muy bien. Todo el que iba a este lugar recibía nada más que atenciones, es decir cariño botado. c) En Mendoza, República Argentina, existe una calle El Cariño Botado y refieren que en la época sanmartiniana, un destacado núcleo de familias que admiraban al gran organizador del Ejército Libertador, quiso tributarle un homenaje y, con tal motivo, organizó un suntuoso banquete que, desde luego, fue aceptado. Este se realizaría en las inmediaciones de la finca del Dr. Biritos, en Godoy Cruz, calle Tucumán. Pero, es el caso que el día y la hora fijados, los anfitriones esperaban la llegada del Libertador, cuando en vez de éste, llegó presuroso un ayudante para presentar toda clase de excusas a los dueños de casa, causando, pese a las disculpas, la natural contrariedad, conociendo el carácter rectilíneo y cortés del General San Martín. Transcurrido algún tiempo, los obsequiosos vecinos reanudan el convite, que el General acepta. Las familias invitantes echaron la casa por la ventana esta vez para atender como correspondía al Intendente General de Cuyo. A poco de esperar, aparecen varios oficiales de gala, pero no distinguen entre ellos a San Martín. Los oficiales explican que el General pocos minutos antes de asistir a la fiesta, tuvo que emprender un viaje de trascendental importancia para la campaña victoriosa de los Andes; explicaciones que las distinguidas familias no aquilataron y ordenaron a los criados que arrojaran a la calle comidas y dulces prolijamente preparados con que había de obsequiarse al General, cosa que se hizo en forma espectacular y pintoresca, con el natural asombro de los oficiales. Y el botar todos los exquisitos manjares le dio popularidad a la calle en que vivían esas familias, llamándole la calle de El Cariño Botado. (Versión de Oreste Plath) |