CONSEJO BRITÁNICO |
Nosotros no teníamos
arte ni parte No teníamos terror, no teníamos nada Todo se reducía a mirar a través de las cerraduras A mirar qué, a mirar muchachas jóvenes que se desvisten Se reducían las cosas a andar por los alrededores En busca de algo en que poner los ojos Mirábamos más que veíamos, veíamos más que mirábamos Entrábamos en los salones en la punta de los pies En una especie de baile loco que conduce al abismo Lo peor es que nosotros desaparecíamos Teníamos que ir a veces o bien teníamos que venir Cambiar eternamente de lugar Eternamente cambiar de botas, cambiar de sombrero So riesgo de ser descubiertos al fin por la policía. Adónde vamos a ir a parar todos nosotros Con estos jarrones absurdos, con estas ánforas Qué vamos hacer de estos enfermos que se quejan Tocaremos por ventura sus imágenes Esas sombras que se pegan a nuestros vestones Pidiendo piedad, pidiendo un poco de lujuria. Yo estaba asqueado de mis profesores "Qué tipos más asquerosos" les decía a mis compañeros Detrás de las letrinas ellos hablaban en voz baja Alguien nos vigila, te veré en el otro recreo Mis días están contados Te veré en el campo detrás de una roca Cuando hayan caído las hojas vendré por ti. Sí, cuando las hojas hayan caído Pero quién va a dar la voz de alarma Esta ramera que llora de ebria O tú, mujer de brazos cortados Que miras y te dejas mirar Esa cabeza de chancho me degenera Y esas nubes me hacen decir estupideces. de Obra gruesa (Santiago, Universitaria, 1969)
|