I
Un niño detiene su
vuelo en la torre de la catedral
y se pone a jugar con
los punteros del reloj
se apoya sobre ellos
impidiéndoles avanzar
y como por arte de
magia los transeúntes quedan petrificados
en una actitud equis
con un pie en el aire
mirando hacia atrás
como la estatua de Loth
encendiendo un cigarrillo
etc., etc.
Luego toma los punteros
y los hace girar a toda velocidad
los detiene en seco
-los hace girar al revés
y los transeúntes corren-frenan
bruscamente
retroceden a toda máquina
como en el cine mudo
las imágenes se quedan en suspenso
trotan en dirección
norte-sur
o caminan solemnemente
a cámara lenta
en sentido contrario
a los punteros del reloj.
Una pareja se casa
- tiene hijos y se divorcia en fracciones de segundo
los hijos también se
casan-mueren.
Entretanto el niño
Dios o como quiera
llamársele
Destino o simplemente
Cronos se aburre como una ostra
y emprende el vuelo
en dirección al Cementerio General.
II
Tal como se indicó
en el poema anterior
el niño travieso llega
al cementerio
hace saltar la tapa
de los sepulcros
los difuntos se incorporan
de las tumbas
se oyen golpes a la
distancia
reina un desconcierto
general.
Los difuntos parecen
cansados
con los pies llenos
de tierra
y sin abandonar aún
las tumbas
conversan animadamente
entre sí
como deportistas que
se dan una ducha.
Cambian impresiones
sobre el Más Allá
algunos buscan objetos
perdidos
otros se hunden hasta
la rodilla en la tierra
mientras avanzan en
dirección a la puerta del camposanto.
III
Muerto de risa el niño
vuelve a la ciudad
hace parir monstruos
provoca temblores de
tierra
desnudas corren mujeres
con pelo
ancianos que parecen
fetos ríen y fuman.
Estalla una tempestad
eléctrica
que culmina con la
aparición de una mujer crucificada.
de Obra
gruesa (Santiago, Universitaria, 1969)
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