Informe 2021 de Autoevaluación de la Facultad de Medicina:

Reflejo de un período histórico para la formación en salud

Reflejo de un período histórico para la formación en salud
Comisión Local de Autoevaluación Institucional emanó su Informecorrespondiente al 2021
Comisión Local de Autoevaluación Institucional emanó su Informecorrespondiente al 2021
La Comisión Local de Autoevaluación de la Facultad de Medicina dentro de sus integrantes cuenta con tres profesores titulares, paridad de género y representantes del estamento funcionario y estudiantil.
La Comisión Local de Autoevaluación de la Facultad de Medicina dentro de sus integrantes cuenta con tres profesores titulares, paridad de género y representantes del estamento funcionario y estudiantil.

Así lo dieron a conocer los integrantes de este equipo junto a la profesora Ortiz, del Departamento de Promoción de Salud de la Mujer y el Recién Nacido, como son los académicos Adela Montero, directora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente; Laura Rueda, del Departamento de Terapia Ocupacional y Ciencia de la Ocupación; Julio Tapia, director del Laboratorio de Transformación Celular del Programa de Biología Celular y Molecular del ICBM; Leandro Carreño, director de Investigación de nuestro plantel y Dante Cáceres, de la Escuela de Salud Pública, así como Isabel Andrade, en representación de la Asociación de Funcionarios de la Facultad de Medicina, y Pedro Rojas, a nombre del Consejo de Estudiantes de la Salud; todos ellos, con el apoyo de la profesora Olga Toro y de Nicolás Arancibia en la secretaría ejecutiva.

Quedó como concepto central el de resiliencia institucional, histórica, que durante este período fue hasta el límite de la capacidad de la comunidad universitaria. Está claro que somos referentes en la reflexión social, no sólo académica: La facultad respondió bastante bien en lo que convocaba la pandemia en sus principales ámbitos de acción, volcándose a la docencia y a la extensión, haciéndose parte de la búsqueda de soluciones en diferentes ámbitos, ya sea desde sus clases, laboratorios o compartiendo su experiencia en otros ámbitos de decisión”, sentencia la profesora Ortiz.

La Comisión Local de Autoevaluación de la Facultad de Medicina dentro de sus integrantes cuenta con tres profesores titulares, paridad de género y representantes del estamento funcionario y estudiantil. Tras la actualización de sus integrantes, concentró el trabajo en seis sesiones entre noviembre y diciembre del 2022, durante las cuales identificaron y priorizaron elementos relevantes para la Facultad de Medicina de las diversas estrategias del Plan de Desarrollo Institucional de la Universidad de Chile. Para el suministro informativo, contaron con el uso de la plataforma U-datos de la Vicerrectoría de Tecnologías de Información, VTI, entre otras, y reportes de gestión entregados por organismos de asesoría integral del decanato de nuestro plantel. En ese sentido, la profesora Ortiz releva que “se ha avanzado en disponer de una mayor centralización de la información, pero esta es todavía  una de las mayores debilidades del proceso en general”.

Al referirse a los logros y desafíos institucionales detectados en el período 2021 que se concentran en el informe presentado a las autoridades y que será socializado en Consejo de Facultad, Nicolás Arancibia señala que “en particular ha permitido reflejar cuál ha sido el avance, por ejemplo, de las estrategias adoptadas en torno al desarrollo de la docencia virtual o la implementación de políticas de equidad de género, que permitieron desarrollar una estructura que da soporte a todas las necesidades en ese ámbito, pero que aún tiene mucho por avanzar. En investigación se logró ver el estado en cuanto a la producción, si bien ahí se detectó un gran desafío en términos de postulaciones y adjudicaciones de fondos concursables y públicos para la generación de nuevo conocimiento con marcadas diferencias de género”.

En ese mismo sentido, el doctor Julio Tapia acota que “los desafíos están claros. Tuvimos dos años de pandemia que impactaron con fuerza sobre las adjudicaciones de proyectos, proceso que ya mostraba complejidades. Es una preocupación grande para las autoridades y habrá que, por ejemplo, tomar medidas del tipo mentoring para apoyar las postulaciones, pero eso no es algo que se vaya a resolver con el trabajo de un año; se requiere no solo de políticas de ayuda, sino que también va de la mano con la baja renovación de académicos. Pero también la política nacional de aporte a la ciencia sigue siendo paupérrima; esta es una máquina con varias ruedas, si una no funciona no va a andar”.

Y, añaden, una de las mayores complejidades fue “ver cómo impactó al quehacer y bienestar de la comunidad académica la aplicación de reglamentos de contratación y de las políticas presupuestarias restrictivas, permeando todos los otros lineamientos”.  Por ello, agregan, “los mayores desafíos emanados del informe 2021 se centran en mitigar los efectos de ese ajuste presupuestario y de la pandemia en la docencia de pre y postgrado, la investigación, extensión, gestión interna y, principalmente, en bienestar, calidad de vida y sentido de comunidad. Asimismo, en continuar avanzando en la disposición oportuna y centralizada de información para seguimiento y evaluación del proceso”.  

Avanzando en la cultura de la autoevaluación

“En términos de la instalación de una cultura de autoevaluación, existía la percepción de que estos procesos culminaban en la entrega de un informe que estaba poco de la mano con cambios en las unidades. Pero 2021 fue un año facilitador de la discusión; si bien muy crítico por la pandemia, fue bueno para la reflexión acerca de los procesos que se realizan para lograr el plan de desarrollo institucional que, en este caso, abarca el período 2016-2025. Nos permitió ver sus oportunidades, como lo que significó la presencia de la Facultad de Medicina en la toma de decisiones en políticas públicas durante ese período”, añade la profesora Ortiz.

Al avanzar en esta cultura de autoevaluación, sostiene, “vemos una disposición bastante positiva en relación a tomar las recomendaciones que emanaron desde nuestra comisión, como es seguir avanzando en la recopilación de información, en la evaluación y el análisis orientado al cumplimiento del plan de desarrollo institucional, porque comenzamos a visualizar los objetivos de otra manera. La pandemia llevó a replantearse los mecanismos y las estrategias para lograr los objetivos y visualizar que todas las unidades estamos orientadas a un mismo fin”.

A ello, Nicolás Arancibia acota que uno de los desafíos que se instaló, en relación con la gestión institucional, “es que los cambios de autoridades vayan de la mano con una continuidad de lo desarrollado en todas las unidades, que se pueda ver reflejado en documentos compilatorios que cada uno de los organismos de asesoría  integral de las direcciones que componen el decanato puedan entregar para revisar periódicamente y hacer seguimiento de lo comprometido e identificado en estos informes, así como la implementación de cada una de las medidas que se proponen como comisión local de facultad”.

En ese mismo sentido, Isabel Andrade añade que como funcionarios trabajaron en “insertar nuestra vivencia reflejando nuestro aporte como trabajadores con distintas labores. Tenemos que ver esa realidad: que todos somos parte de un bien común”.

Por último, la profesora Olga Toro agrega que “el proceso de autoevaluación ha ido mejorando, porque también la Universidad de Chile está aprendiendo; todos aprendemos cómo llevar procesos de autoevaluación institucional y cómo se relaciona directamente con el proceso de acreditación de la universidad. Entonces yo diría que si se revisan los tres informes que ya existen de este período de PDI, siempre el siguiente es mejor. La comisión local se ha ido empoderando, cada vez más las discusiones son de análisis y de una mirada en perspectiva de la facultad, y de cómo puede ir mejorando a la luz de su plan estratégico”.