Si bien su uso pasa desapercibido para la mayor parte de la ciudadanía, los impuestos representan uno de los pilares fundamentales del Estado. Presentes en la mayoría de los productos y servicios que consumimos, su existencia siempre se ha visto con distancia por parte de la población, que muchas veces desconoce cuál es su sentido. Así lo indica Guillermo Larraín, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, quien reconoce que faltan más iniciativas de educación en esta materia.
“Creo que a lo mejor uno pudiera exigirle al Estado que explique un poco mejor las razones de algunos impuestos. Por ejemplo, de impuestos específicos como el de combustibles, que no es para fregar al camionero, sino que tiene que ver con la contaminación. Es una cuestión por la cual hay que pagar porque genera problemas, hay que descontaminar. Hay gente que se enferma producto de esa contaminación y, por lo tanto, hay que tener cobertura para esas cosas”, señala el académico FEN.
Un debate permanente sobre los impuestos, sobre todo frente a circunstancias de aumento del gasto fiscal, es cómo implementar mejores mecanismos tributarios. Respecto a la historia reciente del país en esta materia, Mario Matus González, profesor del Departamento de Ciencias Históricas de la U. de Chile y doctor en Historia Económica de la Universidad de Barcelona, sostiene que “todos tenemos que empezar a pagar más impuestos si queremos que el Estado financie una Seguridad Social más amplia. El problema que tuvimos es que cuando vino la Dictadura esto se empezó a desmontar, nos fuimos al otro extremo. Lo que se había venido construyendo del año 52 al año 73 fue quedando más desfinanciado, sobre todo en el ámbito de las pensiones".
De hecho, en los últimos 50 años, se ha vuelto un elemento controversial hablar de posibles alzas de impuestos, tal como destaca Guillermo Larraín. “Hay gente que cree efectivamente que los impuestos debieran ser mucho más bajos. Eso depende un poco de cuál sea tu concepción del Estado, de lo que tú creas que el Estado tenga que hacer en la sociedad. Hay gente que cree que el Estado tiene que hacer muy pocas cosas y hay gente que cree que el Estado tiene que proveer bastante más que solamente orden, seguridad y justicia”, indica.
Un histórico dilema
Desde la concepción más sencilla de gobierno, cualquier Estado que no logre recaudar impuestos se convierte en un Estado fallido, pues no tiene ingresos permanentes para poder financiar su presupuesto fiscal y, por lo tanto, ni siquiera puede cumplir con sus funciones básicas. Sobre la historia tributaria de Chile y de los países latinoamericanos, Mario Matus afirma que la mayoría de los países ha ido más bien transitando de antiguos impuestos a nuevos impuestos.
“Los que gobernaban los países eran las élites dirigentes, que tenían un carácter oligárquico, y siendo lo común en el siglo XIX y comienzos del XX, ellos no se oponían a cobrar impuestos porque sabían que es un impuesto que iba a ser aplicado a sus ingresos. Uno observa que casi todos los impuestos que debían financiar al Estado en el siglo XIX eran impuestos indirectos que provenían de comercio exterior”, señala el académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
No fue sino hasta el periodo de entreguerras y de crisis económicas durante la década de 1930, que el país se vio obligado a recuperar la antigua figura del impuesto a las transacciones comerciales, que luego se transformó en lo que hoy día conocemos como IVA.
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