Nueva obra del profesor Rodrigo Valenzuela resalta el rol clave de las humanidades en la enseñanza del derecho

Nueva obra resalta el rol de las humanidades en la enseñanza

El pasado 8 de mayo se efectuó la presentación del libro “Lo que no enseñamos. Una mirada al aprendizaje del derecho desde la profesión y las humanidades”, escrito por Rodrigo Valenzuela Cori, profesor y director del Instituto de Argumentación de nuestra Facultad. Junto con el autor, participaron el profesor Fernando Atria, del Departamento de Derecho Público; y Eduardo Aldunate, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, junto con la moderació del Director del Departamento de Ciencias del Derecho, Álvaro Anríquez.

En su libro el autor sostiene que hay una distancia entre cómo se piensa desde la graderías para comentar un partido y cómo se piensa en la cancha para jugarlo. En este sentido, sostiene que lo que el ejercicio profesional exige no es mera aplicación de materias ya pensadas, sino otra manera de pensar. Añade que también exige pensar desde la acción y no sólo desde la abstracción; pensar lo bueno o malo que se juega en el problema, y no sólo los conceptos del sistema; pensar el sentido de lo que se propone, y no sólo el fundamento que lo sostiene. En breve, exige pensar como abogado, dice el profesor Valenzuela.

Al momento de comentar el libro presentado, el profesor Fernando Atria hizo un contrapunto que, según indicó, no obedece tanto a un desacuerdo como a una perspectiva complementaria. Así, destacó que para el jugador, la cancha es algo dado, es parte del mundo, con reglas fijas que determinan lo que el abogado puede o no hacer. Finalmente, planteó que el libro se plantea como una señal de alerta.

Por su parte, el profesor Eduardo Aldunate atribuyó al libro el carácter de un manifiesto ante una cultura académica que descuida las capacidades que la acción profesional requiere.

En esta línea, el texto afirma que la escuela -en sentido genérico- no enseña a pensar como abogado, habilitando bien para analizar lo abstracto, pero mal para juzgar, aconsejar o decidir lo concreto, a pesar que esto último es precisamente aquello que necesita el que se acerca al abogado pidiendo consejo, defensa o justicia.

El autor separa en dos grupos las capacidades que hacen falta: ver lo que importa y hacer ver lo que importa. Después examina los desafíos pedagógicos que su enseñanza plantea, insistiendo a lo largo de la obra en el rol indispensable del buen escribir.

Finalmente recorre la historia de las humanidades, que él autor llama “una genealogía cultural del ejercicio de la profesión de abogado”, buscando mostrar que éstas se construyen precisamente sobre los tres pilares que son pensar a la manera de la acción, ver en cada desafío lo que importa y hacer ver a otros lo que en él importa. Así, concluye que lo que no se enseña es humanidades.