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Los desafíos en torno al modelo educativo escolar tras la pandemia

Los desafíos en torno al modelo educativo escolar tras la pandemia
Macarena Silva con una Blusa morada
Para Macarena Silva, el balance de los efectos de la pandemia en la educación es mucho más transversal, apuntando también a las bases del modelo educativo.
Macarena Silva con una Blusa morada
Si bien el retorno a clases fue paulatino y considerado exitoso, varias expertas coinciden en que quedan temas pendientes a abordar dentro del sistema educativo.
Macarena Silva con una Blusa morada
Raúl Morales, decano de la Facultad de Ciencias, destaca la importancia de ver esta pandemia como una oportunidad para reformular el sistema educativo chileno.
Macarena Silva con una Blusa morada
Teresa Flórez, académica del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades, relevó la importancia de empezar a generar procesos de desarrollo profesional docente asociados al uso de tecnología en el aula.
Macarena Silva con una Blusa morada
“Parecieran haber olvidado este gran intermedio de 2 a 3 años en que los estudiantes no estuvieron ahí, dado que reanudan con el modelo antiguo sin hacer una evaluación o un balance", señala Fabiola Maldonado del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales .

En mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la emergencia sanitaria producto de la pandemia de COVID-19. Este anunció se enmarca en el paulatino retorno a la normalidad en distintos aspectos de nuestras vidas, siendo uno de ellos las aulas. De esta forma, estudiantes que estuvieron alrededor de dos años bajo modalidades telemáticas o híbridas pudieron volver a la presencialidad. Sin embargo, esta situación de retorno total es vista con cautela por distintos expertos y expertas en educación.

Una de ellas es Fabiola Maldonado, académica del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, quién destaca cómo este retorno a la "normalidad" se convirtió en una invisibilización de la pandemia y sus consecuencias en el sistema educacional. “Parecieran haber olvidado este gran intermedio de 2 a 3 años en que los estudiantes no estuvieron ahí, dado que reanudan con el modelo antiguo sin hacer una evaluación o un balance. En la educación de pandemia se priorizaron contenidos, se redefinieron horarios de trabajo, se plantearon nuevas modalidades y quedaron en evidencia también desigualdades en términos de familiaridad con el uso de dispositivos tecnológicos y el acceso a estos también”, señala.

Este balance es compartido por Macarena Silva, sub-directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile, unidad que, tras el desarrollo de la pandemia, ha puesto énfasis en la interacción entre docentes y estudiantes, y que para la profesora Silva sigue siendo un área pendiente. “Aquí no me refiero solo al área socioemocional, sino lo importante que es aprender con otros estando juntos, compartiendo, y la relevancia que tiene la interacción cara a cara, tanto entre los niños como entre los profesores y profesoras. Yo creo que para la mayoría de las personas fue lo que más extrañaron, un espacio que a distintas edades fue clave o que tuvo muchas repercusiones el haber perdido”, sostiene.

Sin embargo, no solo fueron los alumnos y alumnas los más afectados por este aislamiento. Para Maldonado, uno de los mayores perjudicados por esta situación fueron los y las docentes, quienes no solo se vieron expuestos a jornadas más largas, sino también a la inexperiencia de un modelo de educación online. “No teníamos esa experiencia, menos en el sistema escolar, tampoco había formación. Por lo tanto, esos profesores tendieron a replicar su modelo de enseñanza y chocaron. Chocaron con múltiples dificultades de comunicación, de intercambio, de evaluación, de didáctica”, afirma.

Es por ello que, para Macarena Silva, el balance sobre los efectos de la pandemia en la educación es mucho más transversal. Para la sub-directora del IE, esta también se vuelve una instancia para cuestionar el modelo actual. “La pandemia nos hizo cuestionar el cómo se está enseñando el modelo actual de escuela. Quizás era un modelo de escuela funcional para otros momentos históricos y quizás hoy ya tenemos que pensar cómo la escuela empieza a modificarse en función tanto de las demandas que existen hoy en día como de la disponibilidad de información”, sostiene.

Los cambios a un viejo modelo

Desde una visión académica, la pandemia se ha vuelto un punto de quiebre para un sistema que en las últimas décadas no ha estado exento de críticas. Así lo plantea el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Raúl Morales, quien destaca cómo la pandemia ha venido a fijar un cambio en lo que ha sido la forma de enseñanza. “Podríamos decir que, en gran medida, ha pillado al mundo de la educación en una situación de no haber previsto que estamos entrando en un cambio de época, y en ese concepto requerimos entender que las tecnologías y los sistemas de información, las redes sociales, y todo lo que hoy día representa formas de transmitir conocimiento, ya no son las mismas del pizarrón y la sala de 45 estudiantes”, indica.

Coincide con esta perspectiva Teresa Flórez Petour, académica del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, quien relevó la importancia de empezar a generar procesos de desarrollo profesional docente asociados al uso de tecnología en el aula. “Sí, creo que habría una potencialidad en el sentido de, por ejemplo, que el celular no sea simplemente un dispositivo que excluimos o donde los estudiantes están haciendo otra cosa mientras estamos en clase, sino que efectivamente se transforma en una herramienta de trabajo en aula y donde si uno conoce cuáles son los dispositivos que pudieran ser pertinentes, permite bastantes cosas”, apunta la académica.

Cabe destacar que desde 1970, la enseñanza chilena se ha desarrollado bajo una modalidad de ocho cursos de enseñanza básica y cuatro de enseñanza media, también conocido como el modelo 8+4, que vino a reemplazar el modelo 6+6 que establecía una marcada enseñanza primaria y secundaria. “Ese ha sido el modelo que hemos venido usando y nosotros debiéramos hacer una evaluación de eso (…) las pruebas PISA y otras pruebas que se hacen a través de la OCDE muestran que la población chilena tiene una serie de deficiencias en su nivel educativo” señala el Decano Morales.

Sin embargo, para el Decano esto no necesariamente implica que habría que retornar al sistema 6+6, entendiendo que es problemático un cambio tan drástico. “Yo creo que esa no es la fórmula, creo que va a generar enormes problemas económicos y situaciones de falta de profesorado” expresa Morales. Es por ello, que para el también académico de ciencias, el foco sería replantearse cómo muchas veces la educación chilena se ha enfocado en la enseñanza como eje articulador de todo nuestro sistema. Sin embargo, para Morales hoy debería pensarse en un modelo en el que predomine el aprendizaje. “Cuando comparamos a nivel internacional, nosotros tenemos probablemente un exceso de asignaturas y, por otro lado, asignaturas con contenidos mínimos obligatorios. O sea, si uno realmente analiza qué colegio alcanza a cumplir todos los contenidos mínimos obligatorios establecidos por ley, vamos a darnos cuenta de que probablemente son contados con los dedos de una mano”

Al respecto, Flórez aborda cómo en el último tiempo se ha trabajado en la priorización curricular para hacer frente a esta situación, un concepto que entra en pugna con el de nuclearización. “Priorización es muy como que quitemos estos objetivos y dejemos esto, mientras que Nuclearización se pregunta por qué es lo fundamental, qué es lo central”, explica la académica.

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