“Diana, la cazadora” es considerada la diosa de la caza romana, quien era experta en el arco. Llevando una túnica hasta la altura de las rodillas, con su mano derecha dispuesta a sacar una flecha y la izquierda reposando sobre la cornamenta de un ciervo, esta escultura fue probablemente realizada en Francia por el Atelier de Moulages du Louvre o École des Beaux-Arts), ca. 1900. A lo largo de la historia, esta obra ha sido imitada y recreada en Europa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en grabados, cerámicas, bronces y yesos.
Si bien, los orígenes de esta pieza son difusos, posiblemente esta escultura devino de las gestiones realizadas por el Ministerio de Instrucción Pública para la creación del Museo de modelos y copias, cerca del año 1900. “En el inventario de 1968, de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), se señala que ingresa formalmente a la colección de la institución en enero de 1930. Esta obra en yeso corresponde a una reproducción del original, perteneciente al acervo del Museo de Versalles”, indica Jaime Cuevas, teórico e historiador del arte de la Universidad de Chile, quien es además investigador de las colecciones del MNBA.
En esa época, esta escultura fue adquirida por el gobierno de Chile “para fomentar e incentivar la educación en las Bellas Artes en el país. Pertenece al Museo de modelos y copias, donde se replicaban estos vaciados en yeso y las esculturas famosas e importantes se repartían por el mundo, para que los estudiantes pudieran trabajar con ellas, es decir, reproducirlas, hacer bocetos y pintarlas”, cuenta la prof. Francisca Pemjean, coordinadora del Curso de Especialización de Postítulo en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Mueble. Una de esas copias llegó a la Facultad de Bellas Artes y al Instituto de Estudios Secundarios (ISUCH), quedando al servicio de los estudiantes.
Otras se entregaron en comodato para decorar los espacios universitarios o para que estuvieran en museos de regiones, con esta misma función. “Fueron aproximadamente 190 copias las que llegaron a Chile”, cuenta la docente, añadiendo que “este Museo de modelos y copias contemplaba piezas de esculturas, pero también mobiliarios y ornamentas, lo que es bien interesante porque en Chile la formación artística está basada en este modelo de instrucción y reproducción de copias”, señala la profesora. Actualmente, la escultura “Diana, la cazadora” se encuentra en préstamo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, desde el año 1971, junto a otras siete esculturas también pertenecientes a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), institución que cuenta con la experiencia y conocimientos para preservar su patrimonio histórico.
“Muchas de estas historias y las documentaciones se han ido perdiendo en el tiempo. Con los años, esta escultura se deterioró y desde la administración del Decano Miguel O’Ryan, quien está muy interesado en la conservación del espacio y del patrimonio cultural de esa Facultad, se decide intervenir”, comenta la prof. Pemjean.
A partir de ello surge un vínculo con el Curso de Especialización de Postítulo en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Mueble, puesto que “nos solicitan que estudiantes y egresados del programa puedan apoyar en esta intervención en yeso”, indica con alegría la prof. Pemjean, destacando que es un hito para el programa, puesto que “esta técnica no la habíamos podido incorporar, puesto existen muy pocos profesionales que se han especializado en este material. La restauradora Angélica Pulgar, que estuvo a cargo de esta intervención, nos ofreció además dictar un curso de vaciado en yeso para estudiantes de pregrado y postgrado de la Facultad de Artes”, agrega.
Obras que conectan a la Universidad de Chile
Abrir la comprensión de la restauración, en la multidimensionalidad que tienen los objetos, es uno de los principales desafíos que significó la intervención en esta obra. “El yeso es un elemento muy específico, que va acompañado de metales que oxidamos, esa es la base sobre la que están pintadas las obras que damos en el curso”, comenta la prof. Francisca Pemjean, agradeciendo la oportunidad de generar este vínculo con la Facultad de Medicina y con una nueva especialidad para el programa.
Para el estudiante Matías García y la egresada Valentina Magallanes, esta experiencia “nos permitió aprender una nueva arista del vaciado en yeso y con esa técnica entablillar uno de los pies del ciervo. Esta escultura nos presentó grandes desafíos como la fabricación de partes perdidas, para lo que fue necesario realizar investigaciones históricas y científicas, lo cual fue muy enriquecedor para poder aplicar todos estos conocimientos en nuestros trabajos”, concluyen.