Afirma tener un vínculo estrecho con la literatura. “Vengo de una familia que está dedicada a los libros, así que crecí con el hábito lector muy presente”, dice Catalina Infante (41), ganadora del segundo Concurso Latinoamericano de cuentos Marta Brunet, organizado por el Comité Marta Brunet y la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile y en el que se recibieron más de 700 cuentos desde Uruguay, Argentina y Chile.
Sus textos están fuertemente influenciados por la pluma de Juan Rulfo; obras como Pedro Páramo y El llano en llamas son algunos de sus referentes. “Me marcó su manera de narrar, su manera de tratar el paisaje y las zonas rurales y su ritmo de escritura, el lenguaje también”, explica Infante. Otros títulos como La amortajada de María Luisa Bombal y El proceso de Franz Kafka fueron sus lecturas predilectas durante mucho tiempo. Hoy dedica su vida a la escritura y la docencia en talleres literarios de escritura creativa.
Cuenta que no tiene preferencias por un estilo particular por sobre otros. “Son libros que me han llegado en ciertos momentos de la vida”. Así, ha leído a Clarice Lispector, Samanta Schweblin, Maggie O'Farrell y Margaret Atwood. En la siguiente entrevista, Catalina Infante revela detalles sobre su vida y qué la llevó a escribir Nostalgia del deseo, cuento que le significó una de las cinco menciones honrosas de este certamen literario.
Cuéntame un poco de ti.
El otro día leí una entrevista a la Irene Vallejo, que es una escritora española, autora de El infinito en un junco, que es como la historia del libro, de la lectura. Y ella decía que las humanidades estaban mal miradas en el mundo de hoy, porque todo tiene que ver con la ciencia, con la tecnología o con cosas y oficios que son “productivos”. Entonces, en ese sentido, las humanidades estaban un poco descalificadas.
Para mí es muy heavy, porque en el fondo yo veo que la lectura y la literatura son cosas tan fundamentales en el ser humano, que es difícil entender eso. ¿Por qué están vistas como la última prioridad siempre? Como algo que: “No, no es importante” porque no se considera como algo productivo, como esencial, ni tampoco como algo prioritario. Pero para mí es algo muy básico y muy fundacional del ser humano…
¿Qué significa para ti la lectura y la escritura?
Porque me dedico a esto, entonces básicamente todos mis días y mi vida laboral se tratan de leer y de escribir de alguna u otra manera. Escribo mis propias cosas, pero también he colaborado en medios, he escrito para otros. También he estado editando libros de otros o corrigiendo cuentos o textos de alumnos, así que toda mi vida gira en torno a eso, pero no solamente lo veo como una cosa laboral: es algo que me apasiona. Es algo que me nutre mucho, mi oficio está basado también en hacerle ver o guiar a otros para que también sea un espacio de goce y de placer para los otros.
Para ti ¿qué es la literatura?
Es una necesidad para mí, es la manera que tengo de comunicarme, de expresarme, de calmarme, de entender el mundo. Es una herramienta para conectar con el mundo. Me vincula a otros, me hace entender procesos, me hace entender el mundo también, así que para mí es como una herramienta demasiado fundamental.
Yo veo que la lectura y la literatura son cosas tan fundamentales en el ser humano, que es difícil entender por qué están vistas como la última prioridad siempre o como algo que no es importante, porque no se considera como algo productivo, esencial, ni tampoco algo prioritario. Es algo muy básico del ser humano, el leer y el escribir, el comunicarse con otros y hacer arte.
Eres una de las ganadoras de las menciones honrosas con Nostalgia del deseo. ¿Qué te motivó a escribir este cuento?
Estoy escribiendo una novela y entre medio salió este cuento, que está muy vinculado con la novela, pero no es parte de, es otra cosa. Tenía este cuento huacho ahí, y salió el concurso de Marta Brunet, que no lo conocía.
Siempre me ha gustado Marta Brunet y claro, al ver que era de la [Universidad de] Chile también, y era un llamado a escritoras de Latinoamérica, me pareció que era bueno. En general nunca participo en concursos, pero se dio la oportunidad, como que se encontraron esas dos cosas y lo envié.
Para mí fue una sorpresa muy grande que saliera como mención honrosa, es un reconocimiento rico y también el estar vinculada con otras escritoras y poder leerlas, conocerlas. A Daniela Catrileo la conozco, la he leído. Pero a las otras, no he tenido la oportunidad, entonces como que estar en vínculo y en diálogo con ellas también para mí es un honor.
¿Qué le dirías a las futuras generaciones para que se motiven a escribir?
Me impresionó la cantidad de gente y me alegra mucho porque son todas mujeres, era un concurso para escritoras de Argentina, Uruguay y Chile. Me encanta ese número de 700 escritoras. Les diría que sigan escribiendo y participen en los concursos porque son puertas importantes y sobre todo cuando están respaldadas por una institución, como puede ser una universidad u otras instituciones donde hay buenos jurados.
También que no se sientan frustradas si es que no se gana un concurso, da lo mismo, en el fondo, el hecho de que estén estas instancias que te inciten a: "Mira, voy a trabajar este texto para poder presentarlo”, son motivaciones. Hay que aprovechar estas oportunidades y participar en ellas, porque se abren puertas y puertas de diálogo entre otras escritoras.