Un problema conocido

Santiago, 03 de Diciembre de 2003

Hemos escuchado públicas manifestaciones de la autoridad acerca de lo inaceptable que resulta la distribución del ingreso prevaleciente en Chile. No constituye éste, sin embargo, un fenómeno nuevo, baste considerar especialmente considerado que el slogan de batalla de la coalición triunfadora en las últimas elecciones presidenciales fue "crecer con equidad". Desde hace mucho los estudios sobre distribución del ingreso en el Gran Santiago, los resultados de las encuestas CASEN, y los trabajos de varios expertos en la materia, han venido señalando que nuestra situación distributiva refleja graves brechas. Comparativamente, cuesta encontrar otros países con cifras que reflejen tanta desigualdad, especialmente al nivel de ingreso per capita que el nuestro ha alcanzado. Se ha sostenido en innumerables oportunidades que esta situación desmedrada en la distribución de ingresos puede afectar el clima de estabilidad social y política que necesita la inversión, y conducir a un estancamiento económico de largo plazo. El problema distributivo no es, por tanto, solamente un problema de sensibilidades y convicciones políticas en uno u otro sentido.

Lo que constituiría una bienvenida novedad respecto del fenómeno comentado por la autoridad, sería una respuesta a las preguntas existentes sobre los modos de efectivamente atacar el problema. Por cierto, cuando los aportes a la educación municipalizada no aumentan en forma sustancial, ni se establecen políticas nuevas para lograr respuesta por parte del sistema educativo en base a adecuados incentivos, no se está proponiendo a mejorar la productividad y el ingreso de los más pobres. Lo mismo cuando se instauran políticas tributarias que inciden mayormente en los sectores de menos ingresos, o cuando la capacitación se orienta fundamentalmente a través de las grandes empresas, y poco por medio de la pequeña empresa y de los trabajadores por cuenta propia. Los esfuerzos que quedan por hacer para obtener una mejora sostenible en el ingreso de los más pobres son incontables, y el país quiere escuchar los planteamientos y propuestas concretas que existan a este respecto. No basta con enunciar el problema; es preciso señalar lo consistente con el tratamiento del mismo que se ha sido en el contexto de las medidas de gobierno, y adelantar las líneas de los programas que se dejarán como una propuesta de largo plazo que, basada en la aceptación ciudadana, orienten y den marco a la labor de sucesivas administraciones de gobierno.

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