Un tratado en suspenso

Santiago, 17 de septiembre de 2003

Parece una situación un tanto inaudita: El Congreso de los Estados Unidos ya ha aprobado la firma del Tratado de Libre Comercio con Chile, mientras en nuestro país tal aprobación aún se encuentra en debate. Naturalmente, la idea de un Tratado puede despertar problemas potenciales, como en el caso de la agricultura y con relación a la existencia de bandas de precios y otras políticas proteccionistas. Sin embargo, lo que procedería es el análisis basado en el interés del país en su conjunto, especialmente porque la plena vigencia del Tratado se dará en un número de años que evita los efectos de shock en cualquier sector específico. Por el lado positivo es indudable que los consumidores son los primeros beneficiados, al acceder a costos menores de las importaciones. Pero lo son también los sectores que disfrutan de ventajas comparativas en la producción, y que así ejercerán un efecto positivo en el empleo. Además, el Tratado debe significar una mayor apertura a la inversión, y un posible efecto de importancia en la generación de nueva actividad, especialmente en el sector de los servicios y en cuanto al desarrollo de mediana y pequeña empresa en el ámbito manufacturero. Finalmente, el Tratado es en sí mismo una especie de carta de presentación ante el mundo, que habla de la seriedad con que Chile enfrenta los años que vienen en lo económico, lo cual permitirá abrir muchas otras puertas y aprovechar muchas otras ventajas que en lo productivo y en la inversión podrá disfrutar Chile. Evaluado a nivel de país, y en la perspectiva del tiempo que un proyecto de esta naturaleza amerita para ser considerado integralmente, parecen caber pocas dudas respecto la conveniencia del Tratado que se ha negociado largamente.

Por ello el suspenso que caracteriza al momento presente en cuanto a la aprobación del Tratado es un tanto extraño. Es una mala señal para el resto del mundo, ya que una materia de esta importancia aún parece despertar dudas en quienes tienen que tomar las decisiones políticas. Es una mala señal al sector productivo, que tiene muchas decisiones pendientes y que lee este suspenso como una señal preocupante. Es una mala señal a los chilenos, ya que una cosa que se ha dado como tan beneficiosa, y por la cual ya estarán pronto pagando mayores impuestos, aún no se concreta y parece debatirse en medio de un sigilo que no se corresponde con la trascendencia que reviste el tema para el país.

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