Clima para la Inversión

Santiago, 18 de junio de 2003

Volver a crecer a una tasa cercana a la experimentada hace unos pocos años atrás, constituye una sentida aspiración nacional. Es ciertamente difícil que el país pueda crecer sostenidamente a un 7% anual, auque muchos expertos aseguran que un sostenido 5% anual es totalmente posible. A ese ritmo de crecimiento del ingreso per capita es posible que alcancemos el actual piso del mundo industrial (unos 18,000 dólares por capita) en cerca de unos 25 años, así destacándose el carácter de proyecto inter-generacional que envuelve la prospección del crecimiento a futuro.

Pero la cuestión no radica en la aritmética del problema, sino en las condiciones objetivas que han de crearse para que el país pueda, efectivamente alcanzar las tasas de expansión que se desean. Y dentro de tales condiciones, la inversión constituye una piedra angular de decisiva importancia, mientras que la creación de un clima favorable a la misma se hace urgentemente necesaria.

Tasas de inversión de más del 30% del PIB fueron la compañía indiscutida de la experiencia de crecimiento Asiático en los años 60 y 70.

Nuestro país tiene una proporción histórica de poco más de 17% del PIB, y cifras en la época de mayor expansión que no fueron más allá de 26% del PIB. Esto pone de relieve que enfrentamos un severo déficit, y que el esfuerzo para atraer inversión extranjera, y dar seguridades a la inversión nacional, es cuestión previa y necesaria para tener crecimiento, empleo y remuneraciones compatibles con la realidad económica. Los acuerdos comerciales brindan una oportunidad para generar proyectos de interés para los inversionistas; esto es especialmente importante en el contexto de dar paso a una segunda etapa exportadora, dominada por mayor contenido en valor agregado de nuestro producto para los mercados externos. Las ideas y la capacidad técnica están allí, como seguramente también la capacidad de gestión diseminada a lo largo de todo el país. El factor decisivo parece estar en el ámbito político, en donde el debate y las propuestas, las más de las veces, levantan preocupaciones que hacen dudar al inversionista, y quizás mirar hacia otras latitudes en pro del beneficio de su empresa. Por ello, los anuncios y debates deben conducirse con respeto por los objetivos últimos del país en materia económica, que consiste en generar un clima que permita concretar las aspiraciones económicas que disfrutarán nuestros descendientes.

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