¿Por qué Protestan?

Santiago, 11 de junio de 2003

Todos los últimos años han venido ocurriendo protestas estudiantiles ante la falta de crédito universitario. Todos los años se establece la necesidad de modificar el sistema en sus aspectos de fondo, se ponen algunos recursos adicionales, y se espera nuevamente la ocurrencia del mismo ciclo un año más tarde. El fondo de esta problemática no radica solamente en el compromiso político con el derecho a la educación superior, sino que también toca a la existencia de ciertas tendencias facilitadas por las reglas vigentes. Por una parte, muchas universidades, en el ánimo de financiar sus presupuestos, ampliaron su matrícula de modo insostenible con el financiamiento que provee el Fondo de Crédito. El Estado, como respuesta, fue poniendo restricciones al aumento de aranceles; el resultado es una educación multitudinaria y de creciente baja calidad. Por otra parte, las universidades pasan a ser entidades de cobranza y de colocación de crédito, cuestión en que no necesariamente tienen posibles ventajas. Además, enfrentan estas tareas con múltiples restricciones, sobretodo las entidades estatales, que ayudan a hacerlas menos productivas. A esto se suma el hecho cierto que muchos estudiantes están desocupados, al menos en el campo profesional que desarrollaron. El resultado es un sistema desfinanciado de acuerdo a sus flujos teóricos. Pero, adicionalmente, se trata de un sistema que ni siquiera podría financiarse con total recuperación de los flujos, dado que la cobertura debe ampliarse a muchos otros en necesidad y que hoy no están en la extrema pobreza que asume el modelo de asignación.

Se ha anunciado que ningún estudiante capaz quedará fuera de la educación superior, radicando el tema de la "capacidad" cada vez más en la admisión efectiva en una institución universitaria, cuestión que no constituye una barrera muy sustantiva en una mayoría de instituciones. Pero además nos hemos vanagloriado sobre la enorme expansión que ha experimentado la educación superior, sin preocuparnos de poner los recursos en el financiamiento de los estudiantes, y qué decir respecto de aquellos necesarios para mejorar la calidad de la oferta educativa y las regulaciones aplicables. Por ello, la pregunta ¿por qué protestan los estudiantes? precisa de una respuesta de país, revisando políticas no bien definidas, alternativas no exploradas, reformas de fondo, y prioridades que deben definirse con apego realista a las aspiraciones nacionales.

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