Frentes Descuidados

Santiago, 23 de abril de 2003

Todos los esfuerzos que una comunidad haga para salir adelante en sus problemas materiales serán inútiles si en ella prima el odio y la confrontación. Esto, que parece constituir una especie de afirmación vigente para la mayoría de nuestros países latinoamericanos, parece ser una lección que aún no se aprende. A ello colaboran los aún vigentes ideologismos que pretenden imponer sus visiones por medio de posturas agresivas que conllevan inestabilidad y temor. Son las mismas posturas que en el pasado reaccionaban en el contexto de la guerra fría con violencia y respuestas instrumentales frente a retos sistemáticos. Pero también colaboran quienes no comprenden que la acumulación de factores productivos depende en gran medida de la estabilidad social, y no sólo de los aspectos macroeconómicos de corto plazo. Hoy día sabemos que la inversión depende tanto del ambiente económico y financiero, como de la equidad social y de los factores que pueden generar sobresaltos y tensiones en el contexto social. Y asimismo colaboran los medios de comunicación, cuya estrategia de venta se basa, la más de las veces, en la necesidad de crear noticias por medio de exagerar la confrontación. Con ello se transmite un mensaje de inestabilidad, de incertidumbre y de odiosidad que, visto desde fuera, sorprende al mismo tiempo de convencer en forma más o menos definitiva.

Por ello, nuestras esperanzas presentes para continuar con la posibilidad de crecer en forma sostenida, tiene mucho que ver con las condiciones existentes en materia política, social y comunicacional. No podemos solamente sentarnos a esperar que los términos de intercambio evolucionen favorablemente, o que se reactive la demanda del mundo industrial, o que se pongan en línea los resultados macroeconómicos más fundamentales. Es vital que se enfrenten los problemas de fondo, materia donde el Gobierno y el poder político tienen un rol fundamental. Chile está esperando un resultado que pueda mostrarle a sus hijos con carácter de permanente y de futuro, no el permanente agrio sentir sobre las aparentemente grandes disputas que nos dividen. Los frentes descuidados, lo político, lo social y lo comunicacional, pueden ser factores que aceleren nuestra recuperación y enriquezcan nuestro potencial. Todo está en como se decida enfrentarlo.

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