El Mundo que Vendrá

Santiago, 26 de marzo de 2003

Los mercados han reflejado bien los tristes aconteceres vinculados a la guerra en Irak. No son capaces, por cierto, de reflejar el dolor humano y las pérdidas tremendas que a este respecto surgen de las acciones militares. No hay sufrimiento que pueda reflejarse adecuadamente en indicadores o en precios; se trata de sentimientos que estamos experimentando y que nos deben avergonzar como humanidad, tanto para los que promueven el terrorismo como para quienes tratan de desmantelarlo por la vía de la fuerza. Los hechos acaecidos, sin embargo no han afectado las percepciones que influyen la conducta económica: las fluctuaciones del precio internacional del petróleo, como así mismo las observadas en cuanto al precio del dólar en nuestra economía, reflejan muy bien los hechos de guerra y sus implicancias en el campo financiero.

Los mercados no pueden, sin embargo, reflejar adecuadamente la situación que caracterizará al mundo en las postrimerías de esta primera fase de la guerra. Ciertamente, las cuestiones militares relativas a la ocupación de Irak serán resueltas con relativa rapidez. En efecto, no hay ningún escenario en materia tecnológica o económica que permita predecir otra cosa que el triunfo de las fuerzas occidentales. Pero el sentimiento anti - occidente, por una parte, y anti - coalición bélica, por otra, perdurará por muchos años, más allá de la finalización de las operaciones militares. Se ha desatado un conflicto que en sus dimensiones reales envolverá el enfrentamiento de dos mundos, de dos civilizaciones, de dos perspectivas sobre la humanidad y su futuro. Se han abierto compuertas a un continuo de hostilidades, de venganzas, de ansias contenidas y disparadas, de anhelos de confrontación. Eso permite predecir un mundo mas convulsionado, pero también más dividido y menos racional; un mundo más favorable a la inercia que al cambio, y a la autarquía que a la apertura. No es cierto que los mercados reflejen bien lo que está pasando, ni lo que pasará en el mundo hacia el futuro. "No está toda la información" se dirá, pero lo cierto es que no estamos todavía preparados para procesar toda la información contingente a la guerra presente, ni para examinar en sus debidas consecuencias los alcances más allá de las cifras, de los escenarios financieros, de los indicadores que adornan nuestro corto plazo.

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