Mejorar las Percepciones

11 Diciembre de 2002

En medio de los delicados temas que han ocupado la atención de la opinión pública en días recientes parece también verificarse un cambio en las percepciones económicas. Esto resulta fundamental, pero la obtención de un resultado final positivo demanda también algunas condiciones complementarias. En efecto, no es fácil que una agenda pro crecimiento pueda posicionarse efectivamente en medio de una secuela de denuncias que afectan a instituciones claves del país, como también a políticos y funcionarios públicos. Asimismo, tal agenda no pueda plantearse exitosamente ante una perceptible crisis de la alianza política que sustenta al gobierno de la Nación. Junto con una desaceleración económica que se ha hecho persistente, estos problemas han desatado expectativas en nada convenientes para sustentar la inversión y el crecimiento. Sin embargo las señales de estabilidad macroeconómica que se observan, además de los signos vitalizadores de economías claves en el mundo y la proyectada disciplina en materia fiscal y monetaria, han ejercido una influencia positiva en las expectativas, y hoy parece estarse viendo "la luz al final del túnel". La Plena conciencia acerca de la grave situación en que se mueven otras economías de la región, en medio de un verdadero colapso de sus instituciones, ha servido también para poner nuestros problemas en la debida perspectiva. Sin embargo, para que las mejores expectativas se asuman efectivamente, resulta también necesario el despeje de todas las secuelas que ha traído consigo el grave conjunto de denuncias que el país ha conocido, como también el total compromiso en torno al castigo de las faltas detectadas por la justicia y el empeño en sacar adelante una pendiente reforma del Estado. Adicionalmente, resulta vital la necesidad de constituir una alianza y un plan de acción que sustente la gobernabilidad por los próximos tres años. Todos éstos perecen ser los factores decisivos para respaldar las expectativas que han estado experimentando cierto giro en materia económica. El país no podrá salir adelante sino que prevalezca con total nitidez un cuadro compatible entre optimismo en los aspectos económicos y financieros, y el orden y la estabilidad en el terreno político por otro. Resulta fundamental garantizar un horizonte lejos de los calamitosos ejemplos que cunden hoy día en nuestro continente, y que se mejoren integralmente las percepciones sobre el Chile que es y que debe constituirse en una mejor realidad para todos.

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