Respetándonos Nosotros Mismos

Santiago, 20 de Noviembre de 2002

Los indicadores internacionales que se nos han dado a conocer la semana pasada señalan que Chile sigue altamente valorado en el concierto internacional. Parece que esto a muchos de nuestros connacionales poco importa, aunque en nuestros días el indicador sobre competitividad, por ejemplo, constituye un verdadero ranking de "atractivo" en orden a que otros deseen emprender sus inversiones en Chile. Parece que otros pretendieran contradecir esta idea, y señalar que debiésemos, más bien, aislarnos del mundo para luchar solos contra el mismo, o quizás asociados con otros que también desprecian la fuerza del mundo integrado para progresar. En realidad en esto no hay lugar a engaños: la buena consideración de que Chile disfruta en el mundo constituye un activo de fundamental importancia, que no podemos dejar se nos arrebate producto de malas decisiones o de una deficiente gestión. Por ello, es también la venta de bonos soberanos o la participación con recursos en el FMI, un elemento de crucial importancia para sostener esa credibilidad y dar así señales al mundo sobre nuestra seriedad de propósitos y la consistencia de nuestras políticas económicas.

Por desgracia las denuncias sobre actos ilícitos tienden a perjudicar la visión que sobre Chile tiene el mundo. Una de nuestras grandes ventajas, vistos, por ejemplo, desde Asia, en el contexto de convertir a Chile en un centro de operaciones para la inversión, es que caracterizados por honradez, espíritu de servicio público, transparencia y eficiencia. Las situaciones que hemos conocido, y que siguen surgiendo amenazantes contra todo el espectro político, parecen desmentir en forma abrupta tales creencias. Máxime cuando también la iglesia y las propias Fuerzas Armadas, aparecen vinculadas a actos ilegales, éticamente reprochables, y definitivamente contradictorios contra la sociedad correcta y transparente que decimos constituir. ¿Hechos aislados, producto de personas que en nada representan la generalidad?, ahora habrá que entrar a probarlo, para desmentir cualquier sombra de duda entre nosotros mismos, como asimismo ante una comunidad internacional que nos empieza mirar con sorpresa.

Naturalmente, como se ha indicado, aquí hablamos de montos distintos y actos que no revisten la magnitud de otros que se conocen en ese orden de cosas en el mundo. Pobre consuelo, que nada mostraría en cuanto a la necesidad de aparecer correctamente ante el mundo, pero por sobre de mostrar respeto por nosotros mismos como Nación.

Compartir:
https://uchile.cl/u5690
Copiar