Señal Poderosa al Mundo

Santiago, 16 de octubre de 2002

Los negativos informes que están comenzando a emerger sobre la economía chilena y sus riesgos deben representar una seria preocupación para la autoridad. Más aún, deben constituir una señal de alerta para todos los chilenos, puesto que se pone en riesgo nuestra credibilidad como país atractivo para la inversión, y con ello se arriesga seriamente el futuro económico. No es adecuado que la respuesta consista en una cierta descalificación de quienes preparan esos informes, puesto que ellos no constituyen sino un reflejo de muchas otras opiniones que emergen a raíz de la situación de latinoamérica en el contexto mundial. Es urgente dar pasos para mostrar claramente lo que se hace, indicar la solidez de las perspectivas económicas y corregir aquello que constituya un error de apreciación. Un informe negativo sobre Chile, que puede ir dando base a una eventual revisión de nuestra calificación en cuanto a riesgo país, puede ejercer consecuencias impensadas sobre nuestro futuro.

Ciertamente hay quienes no estarán de acuerdo con lo dicho, y eligirían una actitud mas "confrontacional" con el resto del mundo, en el marco de una estrategia anti-globalización y por mayor entendimiento con los países de la región. Desgraciadamente lo último no produjo resultados visibles ya durante la segunda mitad del siglo pasado, mientras que el abandono de la estrategia de apertura, promoción de exportaciones y atracción de capitales externos puede originar un trauma de grandes proporciones a Chile. Aunque hay muchas cosas que corregir, el análisis equilibrado sobre nuestra realidad debe llevar a respaldar lo actuado por el gobierno, dar señales de estabilidad y dejar de lado las posturas cortoplacistas que se fundan en la lamentación, pero no promueven un programa serio y realista La "protesta", en lugar de la "propuesta", debe dejarse de lado, y favorecer el análisis profundo, constructivo de nuestros problemas, alejado de la estridencia y de la fuerte inclinación propagandística que agitan muchos sectores. Se está jugando con fuego, y se cumplirán los amargos vaticinios precisamente de quienes promueven la crítica destructiva. Para evitarlo, la señal poderosa ante el mundo es unirnos como país tras una propuesta económica que se fundamente en crecimiento, equidad, transparencia y efectividad de las decisiones. No es solo por nosotros... es por nuestros nietos y los hijos de nuestros nietos.

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