Decisión de Avanzar
15 de Mayo de 2002
Los grandes cambios se producen por medio de decisiones sostenibles en tiempo. Las transformaciones espúreas, aunque vistosas y estridentes, se caracterizan por su escasa sobrevivencia, y por venir apoyadas más bien por un ánimo cortoplacista que por su efectividad de largo plazo. Por lo mismo, las críticas mediocres siempre tienen a empañar el progreso con sentido de largo plazo, y recurren a la volubilidad de las masas; el populismo encuentra en este campo su terreno más fértil, y logra producir más la idea de una continua sucesión de "nuevos comienzos" y "refundaciones", que la de contribuir a la instauración de planes sostenibles en el tiempo. Este populismo no trepida en recurrir a la violencia, a fomentar el odio y a poner como agenda "los unos contra los otros". Siempre encontrarán problemas que explotar para demostrar que nada funciona, que todo es confuso, que el largo plazo no existe como concepto en donde deban lograrse metas que se construyen por medio de políticas ordenadoras.
En las instituciones siempre los giros toman tiempo, especialmente cuando deben respetarse personas, institucionalidad, incidencias corporativas. El ánimo de falso cambio desearía estrellarse contra esa realidad, pero lograría demostrar, solamente, que en esa óptica de confusos programas de "cambio" no se lograrían más que conflictos, y el cuestionamiento al propio ser institucional. El discurso atractivo, cargado de populismo semántico, no pasaría a ser más que una espesa nube de humo: una vez disuelta, queda lo mismo, más la existencia de muchos más conflictos y odiosidades. El verdadero cambio se asienta en los propósitos comprometidos, en la conducción consistente e informada al conjunto institucional. Generalmente los criterios populista son los que nunca han informado nada a nadie, en el marco de sus propias responsabilidades.
El cambio requiere propuesta concreta, no frases elegantes, ni slogans de fácil diseño. Requiere voluntad de avanzar y credibilidad, que es lo mismo que no tienen las propuestas formuladas al calor del oportunismo electoral. Estas son cosas que no deben olvidarse, puesto que ello puede llevar a graves crisis en beneficio del caos y de la destrucción de las instituciones.