Lecciones Severas

17 de Abril de 2002

Hay lecciones que extraer de los acontecimientos en Venezuela y Argentina. Ambos casos comparten un profundo desprestigio de la clase política, cuyo desempeño ha llevado en forma sistemática a graves y estructurales crisis económicas y sociales. En Venezuela, el repuesto gobierno de Chávez se fundamenta en la idea de un nuevo orden político, prescindiendo de los partidos e instaurando un régimen de corte autoritario. En Argentina, ha existido un progresivo deterioro de la credibilidad de los políticos para enfrentar una crisis que se arrastra por años, llevando también a la instauración de un gobierno de "unidad". En ambos casos, no existe la menor posibilidad de una solución de fondo al problema social y económico, a pesar de los compromisos populistas que se hacen, lo que seguramente conducirá a una rotativa de ensayos y nuevas crisis. En ambos casos se carece de conducción, no hay propuestas integrales, y se alienta el inconformismo creciente de la gente, mucho más allá de modelos o recetas que alguna vez hayan o no adoptado. En ambos casos, la existencia de Presidentes que duran horas o días muestran con dramatismo la gran debilidad del sistema democrático.

Lo más grave de ambos casos es que la caída o reposición del gobierno se ha debido al accionar de la protesta popular. No ha sido ello impulsado por los partidos ni por los sindicatos; no se trata de un juego de organizaciones que pongan en juego ciertas agendas alternativas. Es una protesta y un accionar anárquicos, producto de la frustración creada por una clase política desprestigiada e incapaz de formular programas viables. El resultado es improvisación y mayor profundización de la crisis, frente a un pueblo que espera soluciones quizás demasiado rápidas ante problemas muy estructurales. Se insinúa el peligro inminente de agendas rupturistas, culpan a la realidad mundial o a figuras retóricas como el "neoliberalismo". América Latina ya tiene una larga tradición de culpar al empedrado por las faltas cometidas por sus dirigencias y por el afán de no pagar costo alguno para obtener el beneficio de un nuevo orden.

Tenemos que aprender de estas situaciones. Constituyen ellos lecciones severas para los gobiernos de la Región, amenazados por males derivados de la incompetencia y el alejamiento de la gente.

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