Super-Ineficiencia

13 de Marzo de 2002

El concepto de "eficiencia" se ubica en la pila de palabras utilizadas en forma muy general, perdiendo las más de las veces su esencia conceptual. Se le tiende a usar como un cierto "demonio", que una vez atribuido a una organización, estilo o persona, pasa a convertirse en pecado "original", en una mancha execrable, una acusación respecto de la cual es difícil adquirir perdón. Al ser lanzada como un simple y recurrido denuesto, el epíteto de "ineficiente" reemplaza a otros que, como el de "siútico", no precisa de mayor abundamiento para reseñar cuestionamiento, y casi una fundamentada razón. Referirse hoy en día a alguien o algo "ineficiente" (y, peor aún, como "super-ineficiente" en el idioma atávico adolescente) representa una descalificación de cuyas sombras resulta imposible huir.

Pero, al fin y al cabo, se trata de una acusación difícil de probar, aunque fácil de deslizar en labios irresponsables. Sería necesario demostrar, por ejemplo, que las acciones no se ejecutan a un mínimo costo, idea que hace un gran sentido pero que necesita de cuidadoso análisis acerca del costo de producir algo. Sin duda, como todos sabemos, siempre es fácil producir a menor calidad "a menos que el consumidor se dé cuenta", cuestión que es fácilmente más realizable en el caso de los servicios. En general, sin embargo, la idea de una eficiencia dominante en la actividad social y productiva, no es simple, como tampoco lo es la autoridad de quienes determinan el estado pecaminoso de los ineficientes. La ineficiencia, como un pecado poco digno de perdón, una vez denunciado y determinado en alguna audiencia inquisidora, pasa a ser algo inefable, ciertamente imperdonable, y penado ante una víctima acusada que posiblemente no sabe sobre qué bases se levantan los dardos inquisidores.

Por ello, cuando el epíteto de "super-ineficiente" se ha aplicado injustamente a la Universidad de Chile, ello no ha pasado de ser más que una formulación fácil. Se esperaba, quizás, la reacción ineficiente de una institución avergonzada, a la defensiva, con la sombra de un organismo interno que siempre lo haría mejor. ¿Con qué se ha encontrado esa aventurada apuesta comunicacional? Primero, con una reacción "super-eficiente", rápida y concreta. Segundo, con una reacción de rechazo generalizada. Tercero, a que sus ánimos ocultos sufrieron un gran revés, permitiendo revelarlos en forma abierta.

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