Confrontación Inadecuada

05 de Diciembre de 2001

La actual campaña electoral ha ido dando paso a una creciente tensión en las relaciones entre trabajadores y empresarios. Esta tensión parece haberse alimentado políticamente, en la expectativa de sacar partido electoral a las acusaciones cruzadas de "recurrir al argumento de la lucha de clases" o "falta de compromiso de país de los empresarios". Con esta situación solamente pierde el país, y resulta imprescindible que se retome el diálogo y la agenda de trabajo en la dirección de obtener mayor crecimiento y empleo, evitando un clima que puede gravemente alternar la marcha del país hacia su recuperación. Para ello es conveniente que la autoridad ratifique la voluntad de producir encuentros y un diálogo fructífero entre las partes, evitando la confrontación y la polarización de las discusiones. El terreno que existe para instalar una agenda de mutua conveniencia es prolífico, y solamente las ideas y las iniciativas productivas podrán promover efectivamente un reencuentro a todas luces necesario entre empresarios y trabajadores.

La necesidad de una agenda pro empleo es urgente y necesaria. Cunde la decepción y la alarma entre la gente, con lo cual se afecta el gasto y el propio crecimiento. La tensión social, en gran medida magnificada por la situación de corto plazo, genera incertidumbre y menor inversión. Se alimenta el desconcierto, se fomenta la mirada desconfiada hacia los demás, se dice que los empresarios son "aprovechadores" o que los trabajadores son "proteccionistas"; que el gobierno es "socialista de viejo cuño" y que la oposición es "una caja de resonancia empresarial". Hacía mucho no se observaba este tipo de inadecuada confrontación, donde ha desaparecido el propósito central de ver al país en una mejor situación económica y social. Sin ninguna duda en ello ha primado el deseo de atraer a un electorado hasta ahora apático y alejado de los partidos y los debates políticos; en ausencia de ideas en la discusión, se recurre a las acusaciones, a la creación de un ambiente hostil. Esperamos todos, por el bien de Chile, que este clima cambie después de las elecciones, y se pueda cambiar la agenda de confrontación por una de encuentro, donde los términos pro-crecimiento y pro-empleo se conviertan en el norte verdadero que aune a este pequeño país tras la búsqueda de los días mejores que se merece.

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