Adiós a la U.F.

01 de Agosto de 2001

La reciente decisión del Banco Central en orden a nominalizar la tasa de interés, constituye el paso crucial para la eliminación de la UF. Una medida que se había pospuesto por demasiado tiempo, y que constituye una señal positiva respecto al cumplimiento de las metas inflacionarias acordadas. Recordemos que ya a fines de 1996, en el Taller de Coyuntura del departamento de Economía de la Universidad de Chile, habíamos ya advertido sobre la conveniencia de "desindexar la economía, particularmente por medio de la emisión de papeles nominales... particularmente los de corto plazo. Esto iniciaría un conveniente proceso en orden a reducir la inflación inercial, así también atribuyéndole mayor credibilidad a las metas establecidas por el propio instituto emisor". Cuatro años más tarde la recomendación así formulada se adopta plenamente, y con ello se obligará a los agentes económicos a pronosticar la inflación mensual, así eliminando, finalmente, ese "seguro" anti-inflacionario que es la UF, y que no tiene ya justificación dado las tasas que actualmente nos caracterizan. Por cierto, la UF debe mantenerse para operaciones de largo plazo, pero su eliminación de las operaciones de corto plazo ayudará, efectivamente, a reducir la inflación de largo plazo.

Algunos han criticado que esta medida se ha adoptado a destiempo, y que ella puede representar riesgos debido al turbulento panorama externo. Más importante que esos temores es la señal definitiva que se ha dado, puesto que el Banco Central no podía seguir responsabilizándose por mantener una menor o baja inflación futura, mientras sus propios papeles se indexaban a la inflación pasada. Es cierto: las operaciones de largo plazo seguirán indexadas a la UF, pero poco a poco, en la medida en que la inflación pase a ser una constante anual de baja variabilidad –así superando la mayor parte de la historia del siglo XX- la misma desaparecerá no sólo de las operaciones financieras, sino de la propia alma nacional. El paso que se ha dado debe ser bien comprendido por todos en su significativa dimensión, y por ello debemos aprestarnos a confiar más en nuestras expectativas futuras, donde el pensar positivo constituye un factor que todos debemos ayudar a construir.

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