Una Muy Mala Noticia

16 de Mayo de 2001

Nos han remecido duramente los resultados de una investigación que hemos conocido recientemente. En lo esencial, ellos revelan que los chilenos continuamos tan divididos como hace unos treinta años, y que no hemos podido reconstruir nuestra historia en forma justa. Los años a los que nos retrotraemos frecuentemente constituyeron una evidencia de la guerra fría y de su profunda acción en los ánimos y acciones colectivas. Años de enfrentamiento y división, con reducidos espacios para el entendimiento, dominados por la destrucción virtual de los partidos de centro. Año en que la mirada hacia la historia era solamente apasionada, y aquella hacia el futuro era prácticamente inexistente; el conflicto, natural en toda sociedad, era llevado rápidamente a sus expresiones más extremas y agresivas. La división de los chilenos fue un intento de asesinato del alma nacional; unos y otros encaminaron sus acciones hacia el enfrentamiento destructor. Todavía no podemos evaluar el daño hecho, los profundos desequilibrios generados y que persistirán por año, la durabilidad de los odios que alcanzan hoy día, y en forma escandalosamente fácil a las nuevas generaciones. Ese estudio muestra que estamos jugando con fuego: la división odiosa está allí presente, lista para saltar y nuevamente intentar la destrucción del alma nacional.

Nuestro Chile tiene problemas serios, pero también un gran futuro posible. Hemos fallado en hablar a las nuevas generaciones sobre el futuro, y hemos puesto todo el énfasis en un pasado que nos frustra y nos divide. No hemos sabido educar en el encuentro, en la necesidad de entregar justicia y equidad, y de respetamos como personas en nuestras diferencias y distintas realidades. estamos fracasando nuevamente, y nos encaminamos a un futuro de más violencia y enfrentamiento: ¿cómo sino explicar lo que nos está aconteciendo, nuestra falta de visión para prever conflictos, nuestra frialdad para observar con naturalidad los violentos resultados? Todo esto es una muy mala noticia. Es evidente la gran tarea para nuestros gobernantes, como también para los partidos políticos: intentar nuevamente conducir al país en el camino del encuentro, y de aislar al pasado de violencia hacia el futuro de colaboración para construir un proyecto en que todos tengamos cabida. Es necesario, ahora más que nunca, ese liderazgo conductor.

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