La "Nueva" Política

04 de Abril de 2001

Prevalece en estos días una sintomática tendencia a la conformación de alianzas entre personas con propósitos políticos, manifestando así en general la disconformidad con las actuales estructuras partidarias y de alianzas. Por una parte, aparecen los "transversales", quienes aúnan opiniones y actores de distintos mundos políticos, y que casi sorpresivamente exhiben notables coincidencias en cuanto a nuestros problemas como sociedad y como país. execrados a veces como impulsores de proyectos desafiantes de la verdad establecida, se han convertido los "transversales" en una mítica apuesta contra partidos y conglomerados. Pero están también los "alternativos", que se conforman por medio de grupos selectos y que proponen la conformación de alternativas e ideas sobre temas variados. Son ellos, quizá, el anuncio no formal aún o el presagio impensado acerca de un nuevo partido o movimiento con propuestas al país. Naturalmente, tanto transversales como alternativos tienen dos elementos en común. Uno, que su actividad indica la crisis que existe en la política tradicional y sus organizaciones, al parecer incapaz de cobijarles adecuadamente en torno a sus ideas y propósitos. Dos, que al menos su existencia abre la posibilidad de discutir temas que hoy no aparecen n las agendas, y que son claramente temas transversales y alternativos a los usuales. Desde este punto de vista, son opciones bienvenidas en nuestro país carente de debates de fondo.

Pero también estas iniciativas dan lugar a un más profundo cuestionamiento a las estructuras partidarias y al modus operandi de la política partidaria en nuestro Chile. Con partidos que se concentran en cuestiones electorales, donde no existen o son pocas las propuestas y escaso el debate, la existencia de transversales y alternativos se ve notoriamente incentivada. Y e entonces lógico preguntarse si aquello ayuda efectivamente a consolidar la democracia, o si más bien conduce a un mayor desencanto con la política y los partidos. Esta "nueva" forma de hacer política parece centrarse más bien en personas, no en propuestas nuevas, pero resulta en definitiva de una decepción que debe remediarse en el origen real: la forma de hacer política tradicional. Por eso, así como la "nueva" economía surge del reto de la modernidad, quizás la "nueva" política debe también construirse con nuevos estilos y actores.

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