Diplomacia Tecnológica

29 de Noviembre de 2000

Existía una vieja diplomacia que llevaba a abrir puertas políticas buscando, para el caso de un país pequeño, el abrigo de comprensiones y apoyos de las grandes naciones. Eran los días de una diplomacia más "versallesca", dominada por lo político y por lo formal. En nuestros días, esa diplomacia se ha orientado fuertemente hacia los negocios, buscando que la relación a nivel político se convierta en una situación que rinda resultados que puedan disfrutarse mutuamente del punto de vista financiero. Pero esta misma diplomacia va evolucionando hacia una que acentúa las relaciones tecnológicas basadas en los procesos de traspaso de conocimiento aplicables a la producción. Es, en el fondo, una diplomacia que se basa en la necesidad de movilizar inversión entre países, donde importan más que nada las condiciones y perspectivas económicas. Asimismo, ya no importa solamente el tamaño físico de los países, y quizás tampoco el estrictamente económico, toda vez que el intercambio tecnológico se realiza en base a la capacidad de creación de conocimiento existente en cada realidad. Por ello, el reciente viaje del Presidente y de empresarios a Silicon Valley es de extrema importancia, como también lo es la idea de crear un centro de coordinación chileno para efectos de traspaso de tecnología. Con esto entramos al mundo de la diplomacia sofisticada, en momentos en que no puede ser más evidente la necesidad de un aparato capaz de crear conocimiento para el desarrollo del país.

Una etapa fundamental para el proceso de creación de conocimiento local se refiere a la de la adaptación de lo existente. Ello requiere misiones tecnológicas de todo tipo, de una profunda interacción universidad-empresas en el ámbito de la investigación, y de un profuso programa de estudios para científicos en el mundo industrial. Luego debe venir la etapa de creación más masiva de conocimiento propio a nivel local, para dar base a exportaciones y producción con mayor valor agregado. Lo que es claro, es que el desarrollo chileno no se dará sólo en base a exportar recursos naturales, sino con el esfuerzo organizado por desarrollar tecnología y vincularla competitivamente al resto del mundo. Se están dando sólo los primeros pasos, y ojalá se continúe con ellos.

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