El Homenaje Para el 2001

25 de Octubre de 2000

El Chile del 2010 anima en todos una cierta esperanza. Evocamos las celebraciones de nuestro primer centenario de vida independiente -cuando nuevos monumentos y edificios se erigieron para rendir homenaje macizo a la Patria- para así soñar en un similar acto de compromiso con nuestro destino histórico. Todavía se ve lejos, en un país que acostumbra por cultura inveterada a apreciar con mayor fuerza lo más próximo, lo cercano y concreto, siendo por ello que muchas veces descuidamos los aspectos que, aunque más trascendentes, tienen una connotación temporal más prolongada. Pero en verdad, nuestro segundo centenario está muy cerca, y bien se ha hecho en comenzar los preparativos para celebrarlo adecuadamente.

La pregunta es, sin embargo, ¿habrá que construir muchos nuevos monumentos y edificios para rendir homenaje a la Patria querida e independiente? Es Posible que algunos sean menester, para que exista una evidencia física ante las futuras generaciones de nuestra disposición a renovar los compromisos históricos en orden a que nuestra independencia sea verdadera y permanente. Pero es posible que unos pocos metros cuadrados construidos, aun con la belleza arquitectónica y simbólica que seamos capaces de otorgarles, no tengan la verdadera fuerza para comunicar al futuro nuestro compromiso presente y permanente. Y la cuestión es si no debiésemos, más bien, reconstruir nuestra unidad nacional como el monumento espiritual más importante para esta celebración, y como el mensaje de lo que efectivamente hemos sido capaces de legar hacia el futuro. especialmente importante cuando diariamente la violencia, la confrontación, los liderazgos pequeños, el egoísmo, la politiquería, las conductas inmorales, nos dividen en forma irremediable.

Los monumentos físicos se pueden financiar con colectas públicas y donaciones. ¿Qué tal una gran colecta en que todos podamos aportar con un granito de arena a nuestra unidad? Un poco de sinceridad, de generosidad, de tratar de entender al adversario, de poner el acento en las grandes metas y los grandes plazos. Un poco de atención a la mirada triste de nuestros niños, que ven cómo les hacemos trizas, día a día, sus esperanzas y posibilidades de un país mejor.

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