¿Liberalismo Vs. Estatismo?

20 de Septiembre de 2000

Parece haberse desatado una discusión con saber a tiempos idos. La han repuesto, como novedosa vitrina en medio de un parque de diferencias en materia política, quienes tienen que concentrar sus tareas en resolver los problemas porque atraviesa la economía chilena. Estos tienen que ver con las condiciones para que nuestra economía reemprenda el crecimiento con niveles bajos de desempleo y proporcione señales que estimulen efectivamente la inversión privada. La discusión debería centrarse en las condiciones para volver a crecer en forma sostenida por una década, volviendo a despejar caminos para el despegue, especialmente para los sectores más afectados por la actual situación, como las PYMES. En lugar de esto, se revive una discusión entre "liberalismo" y "estatismo", cuestión que había sido superada al sumarnos a la corriente mundial que privilegia una actitud más bien colaboradora entre los privados y el Estado, donde cada sector debe propiciar aquellas áreas en que tiene las verdaderas ventajas. Evidentemente, tal discusión parece reflotar otros tiempos, y aparece en lugar de la discusión más específica sobre las condiciones para el relanzamiento de Chile a la arena del crecimiento. La cuestión debería ser, más bien, que tanto el Estado como los privados hagan del mejor modo el trabajo que les corresponde.

La discusión podría entenderse si el Estado, por su lado, hubiese podido efectivamente superar las graves trabas que enfrenta en los campos que son de reconocido dominio, como son educación y salud. Aquí, sin embargo, prima el atraso, la falta de recursos y de suficientes políticas públicas para que todos los chilenos se sientan perteneciendo al mismo espacio. El tema no deja de ser importante, cuando la gente privilegia a estos dos, sumados a la seguridad ciudadana y al desempleo, como los aspectos que más le preocupan. No podemos echarle la culpa al sector privado de un trabajo que se esta desempeñando mal como Estado, tal y como lo pareciera estimular la discusión que aludimos. En lugar de este debate, la cuestión debería concentrarse en cómo puede hacerlo mejor el Estado para satisfacer las demandas legítimas por mejor regulación, mejores servicios y una mayor eficiencia en su accionar lograda por la vía de su modernización.

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