Única magia posible
12 de Julio de 2000
Una sensación de adormecimiento parece dominar a la economía nacional. Es como el enfermo que luego de su alta, da pasos tímidos, inseguros, y siempre parecería ser que la recuperación debería ser "más rápida". Es indudable que en las recuperaciones económicas, como en las de la salud personal, dominan los temas de expectativas, los aspectos sicológicos. En ambos casos la confianza y la visión de un futuro más seguro son elementos determinantes de aquella dinámica que se busca para volver al estado "pre-enfermedad". En economía tales expectativas se relacionan hoy con probables eventos externos (el fin del boom en EE.UU., la recuperación asiática y la situación económica de los países del Mercosur) e internos (reforma laboral, política tributaria, tratamiento administrativo de la inversión, conflictos sectoriales, etc.). Es importante que la autoridad continúe en el esfuerzo de despejar dudas y hacer lo más transparente posible el escenario futuro, para asegurar que la inversión tenga un escenario adecuado frente a la alta competencia internacional que hoy día presenciamos.
Pero además de lo anterior, parece ser necesario que se medite sobre la necesidad de reformas a nivel microeconómico que propendan a sentar las bases para un crecimiento sostenible en una nueva etapa. Muchos de los aspectos que mayormente aparecen como restrictivos para una inversión sana tienen que ver con normativas o procedimientos que aparecen como poco estimulantes o definitivamente como contrarios a una más favorable dinámica de ahorro-inversión. En muchos casos se trata de medidas que permitan agilizar las decisiones procurando que la normativa no se convierta en un muro de contención malamente justificado en el deseo de proteger aspectos importantes de la vida nacional. En otros, sin embargo, se trata de cambios más profundos, como por ejemplo aquellos que deben afectar a una educación que exhibe pobres resultados, que afectan negativamente la disponibilidad de recursos apropiados para los proyectos que Chile necesita para crecer.
No existe magia en temas económicos. Debe definirse un programa de acción para despejar incertidumbres y avanzar en reformas que den base a un crecimiento sostenible, creando espacios de mayor equilibrio social y económico y haciendo más atractivo el proyecto de país que buscamos.