Reactivación de expectativas

23 de Febrero

Las perspectivas del año 2000 están mejorando notablemente. La situación externa representa, cada vez más, una luz verde, mientras que la reactivación en los flujos de capitales internacionales llega ya a niveles de normalidad. En lo interno, una nueva administración está dando señales de estabilidad que aseguran un marco propicio para la inversión y el empleo. Nada hay que induzca a expectativas negativas o con señales de incertidumbre, ya que la misma opinión de los empresarios ha estado dando señales de reactivación que deben seguirse afirmando. Por ello, las estimaciones de crecimiento están revisándose al alza, sin fomentarse un desequilibrio que permita perder de vista los objetivos de estabilidad macroeconómica. Las condiciones del país están dadas para retomar la senda de crecimiento que se traía desde la experiencia de 12 años de esfuerzo y resultados.

El escenario planteado permite abordar con tranquilidad algunas materias de índole estructural, pero de fundamental importancia en cuanto a la sostenibilidad de la expansión productiva en el largo plazo. Lo primero es poder restablecer el diálogo que lleve a un proyecto de reforma laboral para el futuro productivo del país, y que permita poner en práctica un sistema de seguro de desempleo que aminore el efecto de futuras crisis. Lo segundo es definir el horizonte de la inflación de largo plazo que se perseguirá como meta final, para así adecuar los objetivos anuales a una situación estructural. Lo tercero, y junto a lo anterior, es completar ciertas reformas que son necesarias, como la del Estado, que permita una mayor efectividad, un mayor acercamiento hacia el ciudadano y una mayor concentración de recursos en áreas críticas para el país, tales como educación y salud, que deben priorizarse en función de objetivos de equidad. El país tiene enfrente una oportunidad significativa para triunfar en medio de retos de gran importancia.

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