Traslado del congreso

02 de Febrero de 2000

Llama la atención el recursivo debate sobre el cambio del Congreso Nacional desde Valparaíso a Santiago. Es especialmente llamativo porque han existido permanentes e intensas negociaciones para convencer a unos y otros sobre la conveniencia de operar en uno u otro sentido. Ahora parece ser que han primado ciertos convencimientos en orden a revertir acuerdos o posiciones anteriores, pero nadie sabe a ciencia cierta si hay un acuerdo político para llevar adelante una iniciativa de traslado. Lo mas llamativo es, sin embargo, que el país no recibe explicaciones sobre las razones de fondo que explican esta idea, ni tampoco antecedentes sobre el costo eventual que tiene el trasladar a Santiago a este Poder del Estado, especialmente en término del costo de la inversión que se abandona y aquél de la nueva inversión necesaria. Y también es llamativo que los continuos alegatos en defensa de buscar una mayor regionalización del país, para poder balancear un poder político y económico altamente disímil, se estrellen contra las acciones de verdad que, como ésta, definen en términos concretos la búsqueda de continuar con la centralización.

Es natural que existan costos desagradables por la separación de los poderes Ejecutivos y Legislativo, los cuales se reflejan en las angustiosas carreras entre Santiago y Valparaíso que han llevado a no pocos desaguisados por parte de diversos Parlamentario. Pero podría pensarse que la instalación de un sistema de video conferencia podría hacer mucho menos necesario tal multiplicidad de desplazamientos, y podría hacer mucho más eficiente y efectiva la relación de trabajo entre ambos poderes. Pero también es cierto que la política se sigue haciendo en Santiago, donde reside el Gobierno Central, donde están los Ministerios, las sedes de los Partido, etc.; en Santiago es donde realmente "se corta todo". ¿No sería más razonable el tener un proyecto que permita trasladar el Gobierno central hacia la V Región? Un proyecto que podría llevarse a cabo por etapas, y que podría considerar a la Moneda sólo para efectos protocolares e instancias de coordinación. Ello no sólo proporcionaría un espaldarazo al necesario proceso de desconcentración y regionalización del país, sino que ayudaría en forma notable a la necesidad de descongestionar Santiago y limpiar su aire. La inversión privada entendería claro el mensaje, y muchos nuevos centros de negocios se trasladarían allá donde el poder político justamente vaya también asentándose.

Lo que sí parece indispensable en este debate, que de alguna manera afecta principios y recursos que tienen que ver con todos los chilenos, es una mayor participación ciudadana. un plebiscito es el único instrumento que puede efectivamente reflejar la posición del ciudadano medio ofrece a una decisión que no puede ser sujeto de acuerdos políticos de ninguna naturaleza.

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