Decisiones de inversión

05 de Enero de 2000

La gran controversia de estos días es si la amenaza de la crisis informática de 2000 era una cosa cierta, o más bien correspondió a una "falsa alarma" expandida por actores interesados. Posiblemente, nunca lo sabremos a ciencia cierta. Sin embargo, es importante destacar que la significativa inversión efectuada a este respecto resultó indispensable para diagnosticar la realidad del posible problema y los eventuales efectos derivados. No cabe duda que, basado en esos diagnósticos, las medidas adoptadas fueron efectivamente un factor para prevenir si no un "desastre", al menos un cúmulo de situaciones críticas con impredecibles resultados en el campo financiero, productivo y, en general, de los servicios.

Sirve el evento que comentamos como introducción para considerar el carácter de riesgo e indivisibilidad que siempre envuelve una inversión. Bajo nuestro mejor convencimiento e información sobre los probables negativos efectos de no actuar, la inversión preventiva de a crisis fue efectiva y necesaria, aunque algunos hoy argumenten con suspicacias sobre el tema. Se trataba de una inversión que debía efectuarse integralmente, ya que no había manera de garantizar una crisis "pequeña" producto de una inversión preventiva de tipo parcial. Riesgo e indivisibilidad son dos factores importantes en toda inversión, y resulta indispensable el tenerlos en cuenta para evaluar ex ante y ex post las decisiones financieras envueltas.

Los tópicos de inversión no cabe bien dentro del oportunismo ni de opiniones vertidas en forma generalista. Obedecen, más bien, a criterios basados en transparencia y en profesionalismo que requiere una información bien procesada y analizada. Por ello, la clarificación de los escenarios futuros es de importancia para que la inversión nacional tenga el despegue que se había anunciado para este año, dando paso al quiebre definitivo de la etapa recesiva. En ese sentido la estabilidad social y política pasa a ser un factor de fundamental importancia, lo cual es el aspecto que mayormente debe garantizar la futura administración del país para asegurar no sólo un marco económico propicio, sino todo aquello envuelto en una amplia definición del proceso productivo.

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