Necesidad de Reflexión

17 de Noviembre de 1999

Los chilenos estamos dominados por la ausencia de memoria de largo plazo y por temor sistemático. Nuestra memoria como sociedad se restringe a aspectos de corto plazo, es tremendamente selectiva y además con absoluta y decisiva influencia de los medios de comunicación. El temor se manifiesta en la incertidumbre sobre "lo que vendrá", ya que la ausencia de una memoria impide ponderar adecuadamente el curso de las cosas, haciendo primar los entusiasmos o las depresiones, que se suceden como un tropel desordenado en las conductas que exhibimos grupalmente. Y, por supuesto, el temor nos lleva sistemáticamente a prolongar las recesiones, a dudar permanentemente sobre los fundamentos de lo que hacemos como país y a creer en las soluciones mágicas, que se obtendrían casi sin esfuerzo y en medio de repetitivos ciclos depresivos.

Todo esto sucede, en gran medida, por nuestra falta de reflexión permanente sobre nuestra sociedad y nuestro país. Falta de preguntas y respuestas sobre nuestros problemas, nuestro devenir, nuestras perspectivas. Falta de objetividad para apreciarnos, en cuanto, a nuestros retos y nuestras dificultades de verdad para sortear los problemas inevitables. Es evidente que entre tanta falta, la cuestión más crucial es la ausencia de una actitud reflexiva como elemento básico para la toma de decisiones, o para el diagnóstico conducente a enfrentar los problemas. Y tal ausencia, a su vez, se deriva de la pobreza de nuestro sistema educativo, que ha incentivado la falta de creatividad y cuestionamiento, ha inducido la repetición, ha creado las bases para una sociedad con poca imaginación, poca generosidad y escasa visión de mediano y largo plazo.

La Universidad de Chile cumple 157 años, un aniversario que ha dado marco a un seminario sobre "pensar a Chile". Ello ha provisto un instrumento de reflexión que debe ser permanente, pero, que ha sugerido preguntas de brutal trascendencia que nuestra sociedad debe enfrentar tarde o temprano. Es bueno que, una entidad educativa cumpla el papel de levantar preguntas de fondo sobre nuestras graves temáticas. Cuán bueno sería que ello se transforme en una cuestión permanente por parte de nuestra sociedad y de sus dirigentes.

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