Espíritu de Servicio

04 de Noviembre

El tema del tamaño y funciones del Estado, como también el referente a su eficiencia, están permanentemente en las discusiones políticas. Por una parte, porque ello se relaciona con visiones ideológicas que han hecho de este tema un aspecto central en lo que se considera vital para el progreso en nuestra sociedad. Por otra parte, porque todos los ciudadanos estamos preocupados por el destino de nuestros impuestos y por su más o menos apropiado manejo. Por ello, la transparencia para informar sobre el trabajo del Estado -lo cual incluye al Congreso Nacional y al sistema judicial, y no solamente, como a menudo se cree, al aparato del Gobierno- reviste importancia vital. Deberán elaborarse indicadores que periódicamente reporten sobre estos aspectos y den a conocer a la ciudadanía el trabajo del Estado.

Por ello resultan encomiables los premios al esfuerzo modernizador, al "hacer mejor las cosas", que ha impulsado el Gobierno con vistas a estimular un espíritu de servicio y productividad. Sin duda, frente a los lentos avances que existen en materia de reforma a las estructuras y al logro de una organización más eficiente y moderna, este es al menos un indicador de progreso que satisface. Por ello es que resulta también indispensable que la probidad de los funcionarios sea garantizada con una disciplina que dé garantías de seriedad a toda nuestra sociedad. Por el contrario, las faltas son a menudo penadas con retraso y con cierta permisividad, dando señales muy inapropiadas a los funcionarios probos y eficientes. Influencias y presiones de tipo político, acusaciones de "persecución", el sentimiento de "lástima" por un culpable, y un sistema penal y un estatuto administrativo fuera de tiempos, son factores que sistemáticamente empujan a ablandar las manos.

Cambios de fondo en lo estatal tiene mucho que ver con estructuras y normas. Pero fundamentalmente dicen relación con las personas y su actitud ante el servicio hacia los demás y el respeto por la norma y el desempeño en el ámbito público. Cualquier reforma del Estado debe comenzar por el cambio en las personas, acentuando su espíritu de servicio y de seriedad a disposición de los demás.

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